Ese metal dorado marcó su regreso triunfal a las competiciones.
Antes, sus aspiraciones habían sido truncadas por un desmayo durante los Juegos Panamericanos de 2015 en Toronto, y un año después una suspensión por dopaje la dejó por fuera de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
La joven de 28 años, que cerró 2022 en el puesto 18 de la Federación Internacional de Levantamiento de Pesas (FILP), se entrena sin pausa y se siente lista para ser protagonista en Santiago.
Aunque Rodríguez tiene los números para ser convocada, la Federación Venezolana de Levantamiento de Pesas aún no publica el listado de sus competidores para la cita panamericana.
Mientras tanto, la pesista pasa el tiempo con su familia en el norte de Venezuela sin descuidar las prácticas, con las que espera mejorar lo aprendido a finales de junio, cuando se quedó con el bronce en los Juegos Centroamericanos de San Salvador al levantar 97 kilogramos en el arranque y 120 más en el envión.
Este último resultado demuestra el buen nivel de la especialista en la categoría senior de 55 kilogramos. Pero ella apunta más alto para octubre, cuando se ha propuesto ir por nuevos récords, por lo que no ha dejado de trabajar y de fortalecerse.
Ya en Lima batió el récord panamericano con los 96 de arranque e igualó el de la ecuatoriana Alexandra Escobar con los 116 del envión, lo que marcó el antes y después en su carrera, que venía ensombrecida por la suspensión del 19 de junio de 2016, ocho días antes de los Olímpicos de Río.
«La atleta es suspendida provisionalmente en vista de una posible infracción de las normas antidopaje», dijo entonces el organismo internacional en un breve comunicado, algo que, según Venezuela, se debió a un medicamento para la migraña que había tomado Rodríguez.
Un año antes, en los Panamericanos de Toronto, el mundo se conmovió al ver a la joven desvanecerse tras un intento fallido, un episodio que superó ese mismo día al cargar 211 kilogramos que le sirvieron, según sus propias palabras, para hacerse con una medalla de «plata que vale oro».
La venezolana dejó todas esas experiencias atrás en Lima, cuando obtuvo la primera de las nueve doradas que aseguró su país en ese torneo, y se mostró eufórica hasta las lágrimas mientras celebraba su triunfo dando un mordisco a su medalla.
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