Portachuelo. Fanatismo político venezolano

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Una de las peores pandemias que ha estado azotando a la humanidad desde su existencia ha sido el fanatismo de los seres humanos. Un radicalismo o extremismo que muchas veces termina en violencia. Conducta asociada a la ignorancia, vulnerabilidad del pensamiento y baja autoestima de las personas. Mediante un comportamiento obsesivo que sustituye la consciencia por una creencia o ideología.

El fanático es dogmático, intolerante, discriminante, autoritario ante quienes piensen distintos a ellos. No razona. Se altera muy rápidamente. No mide sus actos con tal de defender sus creencias o dogmas.

El fanatismo ha sido causante en el mundo de viles asesinatos, persecuciones y actos terroristas. Hay fanatismo por lo político o ideológico, por lo religioso, por lo antirreligioso (ateístas, anticristos), por lo deportivo, por una persona o grupo artístico, musical o cultural.

Conlleva al empobrecimiento de la psiquis del fanático. Restringe su libertad, comunicación, limitando la autocrítica y posibilidades de superación y crecimiento personal. Niega la dignidad humana de otros.

Hoy quiero referirme al fanatismo político que promovió Hugo Chávez Fría durante su largo mandato; continuado hasta el sol de hoy por Nicolas Maduro, para asegurar la subordinación y obediencia de sus seguidores en defensa, a toda costa y de ser necesario con el sacrificio de sus propias vidas, del proyecto de “Socialismo del Siglo XXI”.

Causante de disputas, crueles enfrentamientos “pueblo contra pueblo”, asesinatos o masacres de estos últimos 20 años. Tiempo donde se ha puesto de manifiesto la retórica discursiva revolucionaria, abrumada de gestos y contextos diseñados para atraer la atención de las masas y convencerlas de que su ideología es la única capaz de solucionar todos los problemas y asegurarles un “futuro Edén digno”.

Una manipulación constante, basada en la polémica y deslegitimación tanto del sistema democrático como de los adversarios con engaños y frases prefabricadas haciendo creer que la responsabilidad absoluta de la miseria y pobreza de la mayoría del pueblo ha sido culpa de los que gobernaron en los 40 años anteriores y a los propietarios de medios de producción privada; sus enemigos naturales. La reivindicación de la lucha de clases.

La recuperación y credibilidad de la democracia y la política en general en Venezuela solo será posible a través de una campaña sistemática consciente y responsable de reforzamiento de valores morales, eticos, humanos y cristianos. Los conductores de ese proceso, les toca la ineludible e impostergable tarea de convencer a los ciudadanos de la importancia de la tolerancia que consiste en escuchar al otro, que puede tener una idea o solución mejor y enriquecedora. De la flexibilidad y la resiliencia a la ambigüedad para la toma de decisiones en situaciones de incertidumbre; conciliando los aspectos contradictorios.

Por su parte, los dirigentes políticos, padres de familias, maestros, profesores trabajando cada uno por su lado en reforzar valores esenciales como el derecho a la vida, la cual no puede ser sacrificada, violentada por ninguna idea ni proyecto político o ideología alguno. El rechazo a las violaciones de los derechos humanos. La protección y defensa de la democracia como sistema político de vida; porque aun con sus imperfecciones salvaguarda las vidas y libertades de los ciudadanos.

“Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. Winston Churchill.

Rene Núñez Rodríguez    

 

  Edición 1514

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