El 23 de enero de 1958 se inició en el país una transición pacífica de gobierno. La transición de la dictadura a la democracia ocurrió cuando Marco Pérez Jiménez decidió abandonar Miraflores al darse cuenta del creciente descontento generalizado de la población y del alto mando militar con su régimen. Desde entonces, los venezolanos hicieron de la democracia su sistema de político de vida libre.
En diciembre de 1998 llegan al poder unos golpistas “encubiertos de demócratas” como cultores de la libertad, de la honestidad y de la justicia social. La sociedad mayoritariamente los siguió y apoyó. Demostrando con el tiempo lo que siempre fueron, unos resentidos sociales, muchos de ellos, formados en Cuba bajo la doctrina castrista.
62 años después de la caída de Pérez Jiménez, la sociedad venezolana vuelve a invocar el fin del autoritarismo, esta vez la salida de unas mafias criminales enquistadas en el poder desde hace 20 años; las cuales se dedicaron sistemáticamente a la destrucción de las normas, de las reglas de convivencia social, de los valores, y de la institucionalidad democrática, para sustituirlas por las imperantes en Cuba. El resultado es la Venezuela de hoy: arruinada, endeudada e hipotecada, Destruida en lo institucional, económico, social y cultural. Empobrecida en un 90% con más de 300 mil muertes violentas.
El cese de la usurpación que se reclama a voz populi tiene tres caminos de posibilidades de logro: 1, Renuncia de Maduro. 2. Negociación con el régimen la salida y 3. Uso de las armas (golpe de estado interno o intervención militar externa). Hasta ahora no habido avance o intento de hacerlo en ninguna de las opciones mencionadas.
Cualquiera sea la decisión que se tome y tenga éxito, la ruta a seguir es la de establecer una Junta de gobierno de transición con personas probas, idóneas e independientes; capaces de concretar la disolución del régimen autoritario hasta la recuperación y consolidación de la democracia. Un proceso de rescate de la legitimidad de un sistema frente al pueblo y ante la comunidad internacional. La obligación de restablecer el Estado de derecho para respetarlo y hacerlo respetar tanto gobernantes como gobernados.
El gobierno de emergencia nacional debe enfocarse, además de las preparación y convocatoria de unas elecciones libres y transparente; a la creación y garantías de condiciones suficientes para la apertura de un desarrollo económico, social y cultural sustentable; involucrando a los ciudadanos con la defensa del sistema político de caras al futuro.
Ahora bien, ello requiere de un apoyo unitario de todos los venezolanos, del empresariado y trabajadores, de los partidos políticos, de los militares; y de un tiempo de 3 años (mi estimación) para asegurar la normalidad democrática; pues la compleja situación país que se heredará así lo exige.
Tiempo para desmantelar la red de mafias criminales de todo orden que hacen vida dentro como fuera de las debilitadas, ineficaces y corrompidas instituciones y empresas públicas. Tiempo para empoderar a los venezolanos de sus derechos de asociación, emprendimiento, inversión en negocios y empresas para la recuperación de la economía nacional. La liberación de la economía (no hay otra opción). Tiempo para iniciar procesos de alianzas estratégicas para las industrias del petróleo, del hierro, del acero, del aluminio, del oro, de la energía eléctrica, etc. Tiempo para abordar con carácter de emergencia humanitaria la solución de los problemas del hambre, de la escasez de medicina, del desempleo, de los servicios públicos, de la seguridad personal y jurídica. Tiempo para trabajar de manera armónica con la AN para la aprobación plebiscitaria de artículos de la constitución relacionados con la restitución de la bicameralidad del parlamento nacional (cámaras de Diputados y del Senado); la reducción del periodo de gobierno de 6 a 4 años con una reelección única inmediata (eliminación reelección indefinida). Y todos aquellos artículos referentes a la descentralización política administrativa del Estado, etc.
Tiempo para crear confianza y seguridad para la ayuda financiera; en una coyuntura global económica difícil donde todas las economías del mundo solicitan auxilio financiero por las consecuencias nefastas y estructurales de la pandemia del Coronavirus.
“En los momentos de crisis, solo la imaginación es mas importante que el conocimiento”. Albert Einstein.
Rene Núñez Rodríguez
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