Este movimiento se establece formalmente en Belgrado el 6 de septiembre de 1961 con la asistencia de 28 países, en su mayoría nuevos Estados independientes. El único país latino americano presente fue Cuba en calidad de miembro con Fidel Castro a la cabeza.
Los objetivos primarios, que se plantearon, entre otros: el apoyo de la autodeterminación, la oposición al apartheid en Sudáfrica, la lucha contra el imperialismo, el desarrollo económico y la democratización de las relaciones internacionales. Por cierto, me llama la atención esto último, pues en todas las cumbres lo ratifican, pero para nada se discute lo antidemocrático que son casi todos con sus nacionales.
El Movimiento ha tenido como líderes emblemáticos a: Gamal Abdel Nasser (Egipto), Josip Broz Tito (la antigua Yugoslavia), Robert Mugabe (Zimbabue); Fidel Castro (Cuba); todos cometieron crímenes de “lesa humanidad” durante su tiranía y la justicia internacional nunca los condenó.
Sufre una primera “desalineación” con el desplazamiento del conflicto entre EE. UU. y la URSS a territorios de miembros del Movimiento: la Guerra de Vietnam, los enfrentamientos árabe-israelíes, el golpe de estado en Indonesia, etc.
Las cumbres se continuaron realizando, como casi todas las que organiza el mundo con atraso de desarrollo, sin autocritica ni evaluación de resultados del progreso y desarrollo económico en lo individual y colectivo. Un foro fundamentalmente para discursos y justificaciones populosas y culpar al imperio de los Estados Unidos de ser el causante de todas sus desgracias domésticas. El ruso o el chino “ni con el pétalo de una rosa” lo mencionan o culpan de algo.
La cumbre de 1979 en la Habana, Cuba, contó con la asistencia de 96 miembros y la presidió el dictador Fidel Castro; quien aprovechó para reivindicar el socialismo comunismo como sistema político y acusar al capitalismo y los Estados Unidos de los males de la humanidad. La de 1986 fue en Zimbabue con Robert Mugabe como anfitrión.
La de la Isla de Margarita en septiembre 2016, Venezuela, estuvo presidida por Nicolas Maduro. En la agenda estuvo la defensa del pueblo palestino, el fin del bloqueo a Cuba y la descolonización de Puerto Rico.
Como todos los presidentes anteriores de la organización, Maduro se preocupó por los problemas de otros miembros, pero no se ocupó de debatir el tema de la miseria, pobreza y opresión a que tienen sometido al pueblo venezolano desde hace 20 años. En esa conferencia participaron 120 países miembros.
El Movimiento de Países No Alineados es un grupo en decadencia, donde la mayoría continúa esperando de la ayuda y que los mantengan los países con mayor desarrollo. Un escenario que les ha permitido desde sus inicios protegerse unos a los otros de los abominables crímenes cometidos por los gobernantes en contra de sus poblaciones; a las cuales se les niegan libertades, autonomía e independencia, protección, seguridad natural y jurídica. Un Movimiento No Alineado con el Desarrollo Humano, los hechos lo confirman.
Basado en que representan casi dos tercios de la membresía de la ONU, albergan 55% de la población mundial y acumulan el 80% de las reservas mundiales de petróleo en la OPEP, el Movimiento de Países No Alineados han hecho valer su mayoría en la ONU para rechazar condenas y sanciones a sus miembros violadores sistemáticos de derechos humanos.
El jueves pasado con 105 votos validaron la entrada de Venezuela al Consejo de DD. HH; a pesar de que el régimen de Maduro no reunía ni cumple con los requisitos morales y eticos para estar allí. Otra decisión que deja entredicha la legitimidad y ética de la ONU; más aún cuando hace pocas semanas Michelle de Bachelet había presentado un informe detallado de las reiteradas violaciones de derechos humanos a los venezolanos por parte del gobierno de Nicolas Maduro.
Rene Núñez Rodríguez
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