La vida es un proceso de mejoramiento continuo y de cambios. Una necesidad de sobrevivencia, progreso y desarrollo humano. Lo exige nuevos valores, principios, prioridades, objetivos y metas tanto en lo individual como lo colectivo. Oponernos a ellos, crea desaliento, dolor, insatisfacción y conflicto. La necesidad de renovación del ser humano está presente a lo largo de la vida, aunque la esencia sigue siendo la misma.
La vida en su ciclo vital requiere de cambios físicos, psíquicos y emocionales. El entorno igual demanda de cambio en lo social, lo educativo, lo científico, lo tecnológico, lo económico, lo político. El dilema humano se presenta entre quienes hacen resistencia a él por temor y los que lo apoyan y facilitan.
Toda transformación tiene incertidumbre, de allí la importancia de prepararse para producirlo bajo un riesgo razonable y calculado. La alternabilidad en esto de la política y la gerencia se plantea como una opción necesaria y conveniente de mejoras.
En el caso de la gerencia, los japoneses son de la premisa de que cuando un recurso humano es ascendido a supervisor o gerente, a este se le debe permitir en el cargo dos años como mínimo a fin de conocer el nuevo trabajo, demostrar y potenciar sus destrezas y habilidades. No más de 4 porque la rutina, las tentaciones, la creencia de considerar su verdad como única y, la resistencia a los cambios, conspiran en el tiempo con el desarrollo continúo del área de trabajo. La rotación es la solución,
Ojalá en esto de la política latinoamericana se asumiera esa cultura. Se evitaría tanta frustración y pérdida de oportunidades de progreso de sus sociedades. No puedo dejar de recordar el invento “antidemocrático” de Chávez de la “reelección indefinida” y del periodo de gobierno presidencial a 6 años. Los constituyentitas chavistas y no chavistas se prestaron para aprobarle esas autoritarias exigencias que después copiaron Nicaragua y Bolivia.
Ahora bien, un cambio no es un juego al azar, es algo mucho más serio, valorado y responsable. Su propósito ha de ser para mejorar la situación no desmejorarla. Conformarse los pueblos con lo que son, tienen y hacen no es suficiente. Aquí es donde dirigentes y líderes del mundo político venezolano, creyentes del bien humano común juegan un rol de facilitador determinante.
Creando conciencia de las necesidades que se tiene y las que se quiere. De aprovechar las oportunidades y opciones viables y tangibles más convenientes a los intereses de todos. Pasando de la teoría a la acción concreta. Haciendo uso eficaz de las capacidades y recursos materiales y humanos adecuados y disponibles. Apostando a los más idóneos, honestos, fiables, creyentes en Dios, con voluntad de cambio desde la experiencia no desde la teoría.
Bajo estas convicciones y tomando en cuenta la dramática situación que se vive en la Patria de Bolívar, se hace ineludible e impostergable entre todos, dirigentes y ciudadanos, reinventar la cultura política desde abajo hacia arriba y desde arriba hacia abajo bajo la conducción de un liderazgo decentes y capacitado.
El sistema político esta carcomido por tres flagelos demoniacos como los son: la corrupción, la violencia y el narcotráfico: cuyas consecuencias sociales las sufre el pueblo en general con mayor inflación, mortandad y pobreza.
Según Transparencia Internacional, Venezuela ocupó en 2018 la posición 168 entre 180 países revisados con mayor corrupción en el sector público.
Según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), más de 300 mil asesinatos en los últimos 20 años. El 80% de las víctimas son pobres. El promedio de vida se ha reducido en 3,2 años.
Según el Departamento de Estado de los Estados Unidos, Venezuela y Bolivia son las naciones más permisibles al negocio del narcotráfico internacional.
La inflación acumulada a abril 2019 en Venezuela es de 1047%. Una de las más alta del mundo.
De 2016 a 2018, según estudio de ENCOVI, un proyecto conjunto de la UCAB, UCV y USB, la pobreza creció 10 puntos y en 2018 alcanzó el 51%. El 90% de los venezolanos no tiene ingresos suficientes para compra de alimentos y medicina.
“El progreso es imposible sin el cambio y aquellos que no pueden cambiar sus mentes no pueden cambiar nada”, George Bernard Shaw.
Rene Núñez Rodríguez
elportachueloderene.blogspot.com
Edición 1508
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