Portachuelo. Violencia de Estado y Gobierno

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         Los fines de un Estado civilizado y democrático funcional son garantizar a sus nacionales: prosperidad, seguridad y bienestar social, a través de los gobiernos de turno.

La Prosperidad tiene que ver con la eficacia de las instituciones y una economía productiva, competitiva y abierta. Gobernadas con personas capacitadas, decentes, y educadas. De allí la importancia de saber seleccionarlas en los comicios.

La Seguridad con la salvaguarda de las instituciones publicas y los derechos de los ciudadanos; incluyendo los humanos (libertad, derecho a la vida). Respetando el derecho ajeno como garantía de convivencia social.

El Bienestar social con la satisfacción humana-social-ciudadana de vivir felizmente en un país por lo seguro, por lo económico, por lo saludable, por lo espiritual y por los éxitos que se logran durante el crecimiento y desarrollo individual, familiar y social.

La pobreza y la violencia sobresalen como dos temas preocupantes de estos tiempos. Son muchos los pueblos afectados que sufren sensiblemente las consecuencias nefastas de estos dos males sociales. Simplemente porque los estados y regímenes que los gobiernan no cumplen con los deberes, las obligaciones y los derechos humanos a que están obligados por sus constituciones, derechos internos y el derecho internacional a cumplirlos.

Hoy quiero referirme al segundo mal, el de la violencia; aquel donde el gobierno lo provoca y practica como una política de Estado. Nada más perverso, criminal, asocial e inhumano.

El gobierno generador de violencia con las fuerzas represoras policiales institucionales, parapoliciales y paramilitares. Bajo la total impunidad del Estado; dejando a la población incapacitada para defenderse de sus agresiones y de las de sus gobernantes o serviles. Donde la justicia funciona solo para ellos.

Un Estado fallido, como el de Venezuela, donde ocurrió la semana pasada otra masacre humana con un saldo de 47 reclusos muertos, 75 heridos, en su mayoría en situación de gravedad. Esto fue en el Centro Penitenciario de Guanare, estado Portuguesa. El garante de la vida de los presos resulta de nuevo ser el gran ejecutor de la violencia.

Cualesquiera sean los motivos (alimentación, malos tratos, hacinamiento) del motín que hayan provocado los detenidos, el Estado esta obligado a resolver el conflicto de manera civilizada y pacífica, el deber ser.

Según datos del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), entre 1999 y 2018 se registraron 333.029 muertos por violencia en Venezuela. Una media de 40 personas por día; la mayoría jóvenes en condiciones de pobreza.

Los venezolanos viven cada día peor, padeciendo de más hambre y aterrorizados por la creciente violencia e impunidad del Estado y el régimen político de turno.

 “La ley y el orden existen por el propósito de establecer la justicia y cuando fracasan en este propósito se convierten en las preseas que bloquean el flujo del progreso social”. Martin Luther King.

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@renenunez51

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