Bogotá.- La denuncia del candidato de la izquierda Gustavo Petro sobre un supuesto plan para atentar contra su vida ha puesto en alerta a Colombia a menos de un mes de las elecciones presidenciales del 29 de mayo, para las que figura como favorito en todas las encuestas.

Según el equipo de seguridad de su campaña, detrás del intento de atentado estaría la banda criminal La Cordillera, que opera en la región cafetera del centro del país, versión que fue tomada inicialmente con cautela por las autoridades pero luego acordaron con el candidato un refuerzo de su seguridad.

El presidente colombiano, Iván Duque, que tuvo a Petro como rival en las elecciones de 2018, condenó el martes el plan de atentar contra el político y aunque dijo que no había «ninguna información de los cuerpos inteligencia que valide esa información», el Gobierno prefirió actuar.

«Hemos recibido esa información con el máximo de seriedad; con el máximo de las capacidades de la Policía y con la Fiscalía General de la Nación vamos a establecer la forma de llegar al esclarecimiento (de la denuncia)», dijo el director general de la Policía, general Jorge Luis Vargas.

El oficial subrayó el compromiso de «todas las instituciones» de reforzar la seguridad de Petro y dijo que por el momento «no hay una hipótesis de investigación» del plan para atentar contra el candidato de la coalición de izquierdas Pacto Histórico.

La figura de Petro ha cobrado relevancia porque se trata del candidato que lidera todas las encuestas de intención de voto que, de confirmarse en las urnas, conducirían a la izquierda por primera vez al poder en Colombia en más de 200 años de vida republicana.

ANTECEDENTES SANGRIENTOS

La preocupación por el posible plan criminal no es infundada además si se tiene en cuenta que Colombia tiene una tradición de violencia electoral que en el siglo pasado le costó la vida a seis candidatos o excandidatos presidenciales.

Uno de ellos, el caudillo liberal Jorge Eliécer Gaitán, fue asesinado el 9 de abril de 1948, lo que detonó una revolución popular conocida como «El Bogotazo» que se saldó con un número indeterminado de muertos que algunos investigadores cifran en miles.

Posteriormente, el 11 de octubre de 1987 fue asesinado Jaime Pardo Leal, quien había sido candidato presidencial del partido de izquierdas Unión Patriótica (UP) en las elecciones de dos años antes, y el 2 de noviembre de 1995 el conservador Álvaro Gómez Hurtado, que fue tres veces candidato presidencial.

Sin embargo fue la campaña para las presidenciales de 1990 la más violenta de todas las que recuerde el país, pues le costó la vida a tres candidatos.

El primero de ellos fue el líder Liberal Luis Carlos Galán, tiroteado por sicarios en una plaza de Soacha, municipio aledaño a Bogotá, el 18 de agosto de 1989, y le siguieron, el 22 de marzo de 1990 Bernardo Jaramillo Ossa, sucesor de Pardo Leal en la UP, y el 26 de abril del mismo año Carlos Pizarro, candidato de la Alianza Democrática M-19.

Ese partido surgió de la desmovilización unas semanas antes del grupo guerrillero Movimiento 19 de Abril (M-19) en el cual también militó Petro en su juventud, un pasado que enturbia su relación con los organismos de seguridad.

«Es responsabilidad del Gobierno y las distintas instituciones del Estado garantizar la seguridad de todos los colombianos, así como de quienes ejercen roles de liderazgo político», afirmó la directora de la ONG Misión de Observación Electoral (MOE), Alejandra Barrios.

Según Barrios, «ante un contexto de violencia como el que se vive en el país, no pueden desestimarse las denuncias que se presenten sin una investigación previa».

POLÍTICA CON ARMAS

El hecho de que en el país, debido al conflicto armado, se volviera natural hacer política con armas, una aberración que intentó corregir el acuerdo de paz firmado en noviembre de 2016 con la guerrilla de las FARC, la polarización persistente entre izquierda y derecha ha revivido el fantasma de la violencia.

El mayor antagonista de Petro en la presente campaña, Federico «Fico» Gutiérrez, de la coalición de derechas Equipo por Colombia, ha condenado el posible atentado pero al mismo tiempo denunció hoy intimidaciones a su gente por parte de grupos armados como la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en distintas partes del país.

«Vemos con mucha preocupación cómo en algunas zonas donde hay presencia de estructuras criminales (…) como el ELN, disidencias de las FARC o el Clan del Golfo, están obligando a la gente a votar por Gustavo Petro y le dicen a las comunidades que en esas zonas no puede aparecer un solo voto por ‘Fico’ Gutiérrez», dijo el candidato, quien pidió a las autoridades «que revisen y que investiguen esos hechos que son delictivos».

Otro candidato, el populista independiente Rodolfo Hernández, tercero en las encuestas, canceló unos actos que tenía este viernes en Soacha por motivos de seguridad.

La campaña de Petro, por su parte, anunció tras el reforzamiento de su esquema de seguridad que el candidato retomará su actividad pública mañana en Cúcuta, capital del departamento de Norte de Santander y fronteriza con Venezuela.

 

EFE

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