Madrid.-Desde Alejandro Amenábar con sus 17 nominaciones por «Mientras dure la guerra» a Belén Funes con las dos de «La hija de un ladrón», el cine español ha celebrado esta noche su fiesta más igualitaria y relajada, la de los nominados a los Premios Goya, en la que todos se sienten ganadores.
El recinto del Florida Retiro (antes Florida Park) ha sido el escenario elegido por la Academia de Cine para acoger este tradicional encuentro previo a la gala definitiva, que se celebrará en Málaga el próximo 25 de enero y en la que Amenábar y Pedro Almodóvar, con Dolor y Gloria parten como favoritos.
Pocos se atreven en esta noche a hacer quinielas, sólo los más osados, como Rodrigo Sorogoyen, nominado a mejor guion adaptado por «Madre», que daba por vencedor al manchego más universal desde el Quijote y le concedía al menos cinco «cabezones», incluido el de mejor película.
«Yo se lo compro», decía Agustín Almodóvar, uno de los últimos en desfilar por la alfombra roja, en representación de su hermano, a sólo unas horas de conocerse la preselección de la Academia de Hollywood para el Oscar a mejor película extranjera.
Si el pequeño de los Almodóvar llegaba pegado al móvil y dando a los periodistas la primicia de la renuncia de Almudena Ariza a dirigir los informativos de TVE, otros impartían lecciones de sabiduría zen, como el gallego Oliver Laxe y su actriz Benedicta Sánchez, nominada a sus 84 años a mejor actriz revelación por «Lo que arde».
«Lo malo como lo bueno procuro que no me altere, el yin y el yang», decía la actriz que vino desde la aldea gallega, preguntada por cómo se tomaba todo esto de los Premios Goya.
Laxe, con cinco nominaciones incluidas mejor película y mejor dirección, también se esforzaba por mantener el ego a raya: «es un apego que no me va a hacer más libre». Eso sí, contó que su próximo proyecto será «más grande», una película «de aventuras» sobre «una Europa que se muere y que busca recobrar la fe».
De los nominados a mejor actor sólo acudió a la cita un Karra Elejalde que daba por ganador a Antonio Banderas (Dolor y gloria), mientras reprendía cariñosamente a los periodistas por sus preguntas «frívolas». Para él, subrayó, el premio es trabajar: «tengo muchos actores amigos en paro».
«Karra, corta ya», le increpó al cabo de un rato Amenábar, que esperaba religiosamente su turno con la prensa para especular sobre las posibilidades de su película sobre Unamuno y la Guerra Civil. «En general soy pesimista con los premios, prefiero mantener la distancia, pero mi madre me dice que vamos a ganar», aseguró el cineasta de origen chileno. Y su madre, dice, nunca se equivoca.
Si en la categoría masculina, en la que también compiten Antonio de la Torre (La trinchera infinita) y Luis Tosar (Quien a hierro mata), el favorito parece más claro, en la de mejor actriz protagonista, está más reñido.
«Lo veo muy complicado, es que si viniera aquí con 24 años y dijera que lo veo fácil sería para hostiarme», soltó Greta Fernández (La hija de un ladrón), que se enfrenta nada menos que a Penélope Cruz (Dolor y Gloria), Belén Cuesta (La trinchera infinita) y Marta Nieto (Madre).
Natalia de Molina, con quien Fernández compartió cartel en «Elisa y Marcela» y que está nominada a mejor actriz de reparto por «Adiós», aprovechó, con los dos Goyas que ya tiene en la estantería, para darle algún consejo.
«La primera vez se pasa fatal, muchos nervios, pero hay que intentar que eso no te impida disfrutar porque lo recordarás toda la vida y además estás aquí por tu trabajo y eso es un premio a gozar», dijo.
El equipo de «La trinchera infinita», encabezado por sus directores Aitor Arregi, Jon Garaño y José Mari Goenaga, ya es habitual de estos premios, después de haber arrasado hace dos años con «Handia» y de haber estado nominados anteriormente con «Loreak» y con el documental «Lucio».
Esta vez rozan en nominaciones a Amenábar y Almodóvar, con quince en total, pero dicen verlo bastante complicado. «Lo vemos difícil pero que no parezca que venimos de perdedores, ojalá la gente vea los valores que tiene», dijo Goenaga sobre este filme que recupera la historia de los «topos» de la guerra y la posguerra.
La última en pasar por la alfombra fue Julieta Serrano, otra favorita, en su caso al Premios Goya a mejor actriz de reparto, por su personaje de madre del cineasta en la película autiobiográfica de Almodóvar.
Siendo una de sus actrices emblemáticas, hacía 27 años que no trabajaba con él. «Ha sido un reencuentro feliz porque es una película entrañable, en la que Pedro se ha abierto y se ha entregado, se lo merece todo», ha dicho.
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