El presidente alemán, Frank-Walter Steinmeier, expresó hoy su preocupación por la creciente agresividad en protestas y manifestaciones y llamó a los ciudadanos a expresar su descontento dentro de los límites de lo aceptable en una democracia.
«Observo con preocupación cómo desde hace ya algún tiempo se ha ido desplazando en nuestro país la frontera entre lo decible y lo indecible. Cómo se está embruteciendo la cultura política en las protestas y manifestaciones. Esto supone una amenaza para nuestra democracia», dijo durante la recepción de Año Nuevo para honrar el compromiso de ciudadanos y representantes de la vida pública.
En ese sentido, el presidente subrayó que «los demócratas deberían pensarse muy bien con quién salen a la calle y dónde se violan las reglas básicas de la democracia».
«Sí, las manifestaciones, las protestas, forman parte de la democracia y también es legítimo criticar enérgicamente a los gobiernos. La democracia necesita debate, necesita discusión. La libertad de reunión y la libertad de opinión son bienes valiosos», destacó.
No obstante, advirtió, «el límite se traspasa cuando se incita al odio y a la violencia, cuando se insulta, difama y ataca a políticos electos y cuando incluso se les amenaza, a ellos y a sus familias, de muerte».
«Sí, vivimos tiempos difíciles. Las guerras en Ucrania y Oriente Próximo, el cambio climático con sus consecuencias y las medidas necesarias para combatirlo, las deficiencias en infraestructuras, las graves carencias en educación y formación, los grandes retos de la migración y la integración», dijo.
A ellos se suman, además, la pandemia del coronavirus con sus consecuencias a largo plazo y las inundaciones hace dos años y medio en la cuenca del río Ahr, añadió.
«Son desafíos importantes. Pero la ira no es buena consejera en una democracia», subrayó.
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