La precariedad en el sector textil de Bangladesh sacó de sus fábricas a millones de trabajadores que protestan en las últimas semanas por un sueldo digno, una reclamación que se encontró con la oposición de la patronal y del Gobierno entre violentos incidentes que se han cobrado cuatro vidas.
Uno de los fallecidos es Anjuara Khatun, madre de dos hijos, que el pasado miércoles se marchó de la fábrica de confección en la que trabajaba en el distrito industrial de Gazipur, colindante con Dacca, tan pronto como aumentó la tensión por las protestas y los empleados comenzaron a enfrentarse a las fuerzas de seguridad.
“No sé si se había sumado a la protesta o simplemente regresaba a casa. Todo lo que pudimos ver fue a ella tirada en el hospital, muerta y empapada de sangre. Fue alcanzada por balas en el lado izquierdo de la cabeza”, dijo a EFE su marido, Jamal Hossain.
Piden aumento de salario
Junto a Khatun, otros tres trabajadores han fallecido durante las protestas que comenzaron a finales de octubre de forma pacífica para reclamar un aumento del salario mínimo, y que con el paso de los días y ante la falta de avances se tornaron violentas.
La quema de fábricas y los enfrentamientos entre la Policía y los trabajadores han dejado además casi un centenar de detenidos, mientras la actividad de la industria permanece ralentizada.
Esto ha ocasionado pérdidas millonarias en un sector que representa casi el 85 % de las exportaciones totales del país, y que se encuentra sometido a un intenso escrutinio debido a las malas condiciones laborales, especialmente después de la muerte de 1.100 trabajadores en el colapso del complejo Rana Plaza en 2013.
“Hasta ahora, 123 fábricas han resultado dañadas. Unas 100 fábricas mantuvieron suspendida su producción. Se han presentado 24 procesos contra los agitadores y hasta ahora hemos detenido a 88 personas”, informó a EFE Zakir Hossain Khan, inspector general adjunto de la rama de la Policía encargada de proteger las zonas industriales de Bangladesh.
Un sueldo digno
En el centro de la protesta se encuentra la reivindicación de aumentar hasta los 23.000 taka (unos 209 dólares) el salario mínimo, congelado en 8.000 taka (casi 73 dólares) desde 2018, para hacer frente a la inflación en el país asiático.
El Gobierno anunció la semana pasada que elevaría dicho sueldo hasta los 12.500 taka (unos 112 dólares), pero los trabajadores rechazaron la medida y decidieron continuar con la protesta.
“Llevo casi 14 años en esta profesión. Ahora recibo sólo 10.550 taka (95 dólares) como salario. Después del anuncio del nuevo salario, recibiré 13.550 taka (122 dólares). Esto es demasiado pobre, ni siquiera se acerca a un salario digno», afirmó a EFE un trabajador de Unique Designers LTD, Durlov Chanda Dev.
Sin embargo, los propietarios se han negado a satisfacer las peticiones.
«Muchas fábricas cerrarán y los trabajadores perderán sus empleos» si las exigencias de los trabajadores se ven cumplidas, advirtió a EFE el presidente de la Asociación de Fabricantes y Exportadores de Ropa de Bangladesh (BGMEA), Faruque Hasan.
Citando la situación del mercado mundial, la inflación y la capacidad de la industria, Hasan defendió que el sector no puede ir más allá de la subida anunciada por el Gobierno.
“Esto es lo mejor que podemos hacer por los trabajadores en este momento. Esto se solucionó después de negociarlo con todas las partes interesadas, incluidos los trabajadores», agregó.
Unas explicaciones que no satisfacen a los líderes sindicales, que insisten en que el sector no cesa de crecer y critican que los propietarios empleen las ganancias en ampliar su negocio y no en mejorar las condiciones de sus empleados.
“Cada vez que exigimos un aumento salarial, ellos (los propietarios) hablaban de la capacidad de su industria y decían que cerrarían su negocio. Pero nunca ha sido así. La industria textil de Bangladesh ha seguido creciendo”, apuntó a EFE Joly Talukder, secretario general del Centro Sindical de Trabajadores de la Confección del país asiático.
El secretario general de la Federación Sindical Independiente de Trabajadores de la Confección de Bangladesh, Rashadul Alam Raju, señaló a EFE que están dispuestos a reducir su demanda siempre que el Gobierno aumentase el sueldo mínimo que anunciaron inicialmente.
Encontrar un punto medio
Por su parte, algunos economistas indican que todavía hay margen para aumentar los sueldos de los trabajadores y evitar el cierre de las fábricas, encontrando un punto medio entre las pretensiones de ambas partes.
«Existe la posibilidad de aumentar estos salarios. En nuestra investigación descubrimos que debería ser 17.568 taka (158 dólares). Hemos visto que si las marcas o los compradores aumentan el precio en un 6 o 7 por ciento, se puede acomodar. No siempre debe ser responsabilidad de los propietarios”, afirmó a EFE el director del centro de estudios independiente Center for Policy Dialogue (CPD), Khondaker Golam Moazzem.
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