Santiago de Chile. Miles de chilenos recibieron el 2020 en la Plaza Italia, epicentro del estallido social que vive el país desde hace más de dos meses, en una fiesta que duró hasta el amanecer y en la que hubo homenajes a los al menos 24 fallecidos en la crisis.

Durante la noche hubo cenas de fin de año y puestos callejeros de comida, batucadas y fuegos artificiales. También se homenajeó a las víctimas del estallido social y decenas de personas se congregaron con velas en la parada de metro Baquedano, ubicada en plena Plaza Italia, bautizada por los manifestantes como «Plaza Dignidad».

Los asistentes entonaron además distintos cánticos que se han convertido en símbolos durante la crisis como «El pueblo unido jamás será vencido», «Chile despertó» o «El baile de los que sobran», de la banda local Los Prisioneros, de acuerdo a la prensa local.

La noche transcurrió en un ambiente pacífico y festivo, muy diferente al del viernes pasado cuando cientos de personas que protestaban en Plaza Italia fueron dispersados violentamente por los Carabineros y un manifestante murió al caer en una fosa con cables y electrocutarse.

En un breve video colgado en sus redes sociales, el presidente de Chile, el conservador Sebastián Piñera, dijo el martes que 2019 ha sido un año «duro y difícil» y que «dejó heridas en el cuerpo y el alma» del país y pidió «recuperar la amistad y la unidad entre los chilenos» para sanarlas.

El estallido social, que comenzó a mediados de octubre y es el más grave desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), ha dejado además graves señalamientos por presuntas violaciones a los derechos humanos por parte de organismos internacionales como el Alto Comisionado de Derechos Humanos de la ONU (ACNUDH), Amnistía Internacional y Human Rights Watch.

Piñera ha reconocido abusos puntuales, pero ha negado una política sistematizada para atacar a los manifestantes y se ha comprometido a investigar los hechos.

Lo que empezó siendo un llamamiento de los estudiantes a colarse en el metro de Santiago para protestar contra el aumento de la tarifa se convirtió en una revuelta por un modelo económico más justo, que ha dejado también episodios de violencia extrema con saqueos, incendios, barricadas y destrucción de mobiliario público.

Aunque las manifestaciones han perdido fuerza, sigue existiendo descontento en las calles y la crisis parece lejos de solucionarse, pese a las medidas sociales anunciadas por el Gobierno y al plebiscito del próximo abril sobre una nueva Constitución.

EFE

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