Durante décadas, la jornada laboral suponía que los empleados llegaban a sus escritorios a las 9:00 de la mañana, almorzaban al mediodía y salían a las 5 o 6 de la tarde. La pandemia, por supuesto, cambió esto. Los trabajadores no sólo han estado haciendo su trabajo desde lugares remotos en los últimos dos años, sino que también han cambiado cuándo, exactamente, lo hacen.

Este cambio ha dado lugar a nuevos modelos de trabajo, incluida la llamada «jornada laboral no lineal». Los empleados que emplean esta modalidad pueden realizar su trabajo fuera del tradicional bloque rígido de 9 a 5, a menudo cuando mejor les convenga.

Al trabajar de forma asíncrona -manteniendo un horario diferente al de sus compañeros-, los trabajadores pueden completar las tareas en ráfagas flexibles y concentradas repartidas a lo largo del día. La idea es que los empleados puedan articular sus horarios de trabajo en torno a su vida personal, en lugar de atiborrarse de horas fijas y fijadas en contratos.

En décadas pasadas, las jornadas laborales «no lineales» solían ser bastante inusuales. Ahora, sin embargo, la adopción masiva de modelos de trabajo híbridos y a distancia, así como de horarios cada vez más flexibles, significa que estas modalidades son más asequibles para amplios sectores de la población laboral activa.

En algunos casos y sin darse cuenta, muchas personas ya la practican esta forma de trabajo en cierta medida. Un ejemplo es cuando eligen laborar a última hora de la noche o adelantando proyectos a primera hora de la mañana.

BBC Mundo

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