La ‘Jornada Científica: Emergencias Oncológicas’, organizada por la doctora Eneida Borrero, se celebró el 26 de junio en la sala de conferencias de la fundación Badan, en la Torre Bel, avenida Guayana, Alta Vista, Puerto Ordaz. Contó con la colaboración de especialistas en el tema que orientaron al público.
El encuentro trató la función de la disciplina oncológica desde diferentes perspectivas científicas que buscaron orientar a la audiencia. Esta especialidad médica estudia los diferentes factores involucrados en el desarrollo de cáncer y las terapias de recuperación del paciente.
Manifestaciones clínicas
La doctora Eneida Borrero destacó que el mayor temor de las personas en tratamiento es la manifestación de náuseas y vómitos producidos por la quimioterapia o radioterapia. Lamentablemente, son síntomas inevitables, pero manejables con fármacos como el Dolasetron y Aprepitant suministrados en medidas cuidadosas de acuerdo con la respuesta del paciente.
Incluso algunos individuos pueden presentar diarrea por las terapias médicas o por una infección gastrointestinal que pudo contraerse fácilmente si experimenta una neutropenia. La Dra. Milagros Gutiérrez se centró en orientar a la audiencia sobre esa condición y los riesgos que implica.
Vulnerabilidad
La neutropenia febril es una emergencia oncológica que requiere la máxima atención. Ocurre cuando el número de neutrófilos, un tipo de glóbulos blancos del individuo disminuye como efecto secundario de la quimioterapia. Entonces, el paciente queda vulnerable inmunológicamente, pudiendo contraer cualquier infección; resaltó que la situación médica se complica cuando la persona en tratamiento tiene presión arterial baja.
Esa condición médica es tan peligrosa como la obstrucción parcial o completa de la vena cava superior, un vaso que transporta sangre desde la cabeza, transitando por el cuello y los brazos hasta el corazón. La radioterapista, Flor Luyando explicó que eso sucede cuando tumores malignos crecen en los pulmones y comienzan a presionar el canal sanguíneo.
Tal condición se le denomina Síndrome de la vena cava superior (SVCS) y según la especialista, el 60% de los individuos que lo experimentan probablemente enfrenten una neoplasia maligna, o sea, metástasis. Indicó que se diagnostica con una radiografía del tórax donde el médico evaluará el estado del mediastino, un espacio torácico entre los pulmones.
LA REALIDAD DE LOS PACIENTES ONCOLÓGICOS
El SVCS es una de las tantas formas en las que se manifiesta el cáncer de pulmón, pero hay otros síntomas que son una constante en los pacientes oncológicos, como el dolor físico en las zonas afectadas del cuerpo. Aunado a eso, pueden sufrir cuadros de depresión y ansiedad por su situación médica.
La anestesióloga, Daniela Tovar, retrató en su ponencia la realidad de quienes desarrollan algún tipo de cáncer. En ‘Terapia de dolor en pacientes oncológicos’ dijo: «el cuidador también presenta la enfermedad, el familiar también presenta la enfermedad y todo familiar que esté en esa casa, en ese núcleo familiar, va a presentar y va a vivir la enfermedad.»
Ella reveló los métodos para tratar al individuo hospitalizado y recalcó la importancia del apoyo de sus seres queridos en la superación de la enfermedad. Lamentablemente, esa experiencia puede traer consigo secuelas sobre la salud mental de quienes estén involucrados con el caso médico.
El cáncer es abordado desde diferentes perspectivas clínicas, incluyendo la psicológica, que es esencial para que todos los involucrados con la situación puedan sobrellevarlo. En ‘La lucha interna: Ansiedad y depresión en pacientes oncológicos’, el Dr. Hernán Bogarín resaltó el rol de los expertos en la salud mental.
Explicó que estos casos pueden estudiarse desde el panorama biopsico-social propuesto por el psiquiatra George L. Engel, que estableció cómo la salud física y mental de los individuos están entrelazados. Su teoría estableció tres dimensiones de estudio: biológica, psicológica y social.
Su hipótesis dice que si alguna de las dimensiones falla, las otras también pueden hacerlo. Por otro lado, Bogarín sumó una cuarta vertiente: la espiritual, orientada en la naturaleza del alma. Se basó en los principios de la psicología, cuando el ‘ser’ era el protagonista de sus estudios.
La jornada científica culminó exitosamente con la intervención del psicólogo Hernán Bogarín y abrió paso a un compartir entre todos los que posibilitaron la realización del evento científico y su cobertura.
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