Debe silenciar con goles, como el que abrió las puertas de la final al Real Madrid, y acciones desequilibrantes, el protagonismo que merece alejado del foco de la polémica y de una ola de odio en España que hay que erradicar con urgencia.
Era un encuentro en el que debía aparecer ‘Vini’ y respondió con nota ante la obligación. Sin Karim Benzema, en un equipo que añora la figura de un 9 de garantías que supla al francés. Un delantero puro. Todo recayó sobre la pareja brasileña Rodrygo-Vinícius, ya que Ancelotti perdió a Marco Asensio a última hora por una molestia muscular e introdujo a Fede Valverde como tercera pieza del tridente.
Lo cierto que el Real Madrid superó con solvencia, tras instantes de duda, un partido incómodo plagado de bajas. Sin el ritmo adecuado con balón porque Ancelotti regresó a la dupla que forman Kroos y Modric, pero con paciencia y seguridad de que su superioridad se plasmaría en alguna acción ofensiva. Al Ahly buscó una identidad entra la ofensiva que goleó al Auckland y la especuladora mostrada ante el Seattle Sounders. Hizo daño cuando se soltó pero fue víctima de sus errores defensivos.
La obligación de demostrar superioridad con total dominio desde el inicio, requirió de su tiempo para un Real Madrid que se encontró a un rival alejado de la identidad que prometió su entrenador. Koller aseguró que presionaría arriba y la realidad fue todo lo opuesto. El Mallorca le había enseñado el camino pero no fue capaz de igualar su intensidad defensiva. El ataque madridista se volcó al costado de Vinícius que desde el inicio demostró que sería su noche.
De su conexión con Rodrygo nacieron los avisos al rival. Con un testarazo de Rüdiger el primer remate a puerta. Pero Al Ahly demostró que tenía virtudes que le permitieron llegar hasta una semifinal. Principalmente en la movilidad de su punta, Sherif, que perdonó la más clara en un rápido contragolpe. Y en acciones de su jugador de mayor calidad, El Shahat. El primero que hizo a sufrir a Camavinga en su nueva demarcación de lateral.
Ante la falta de autoridad madridista en área rival, el encuentro tuvo momentos de intercambio de golpes. Sobre el papel un escenario interesante para los de Ancelotti, pero Rodrygo perdonó una clara de zurda y estrelló en el poste un mano a mano tras una acción de brillantez. Robo, regate de calidad y balón picado a la madera. Y Al Ahly sorprendió tanto como Abdelkader a ‘Vini’ con un regate de tacón que cabeceo Metwali y cuando El Shahat obligó a Lunin a realizar la parada del partido a un disparo potente.
La igualdad la deshizo Vinícius. Perdonó la primera, cruzando en exceso de derecha su disparo en el mano a mano ante el portero, al que picó el balón con calidad para poner en ventaja al Real Madrid a tres minutos del descanso. Sacó oro del error individual de Mahmoud Metwali para insuflar un tranquilidad que debió convertirse en sentencia nada más iniciarse el segundo acto.
La mejoría de Modric, con mayor presencia en el juego, se plasmó en un pase preciso al giro y control perfecto de Rodrygo. Su disparo lo repelió El Shenawy y al rechace Fede Valverde le puso toda la tranquilidad del mundo para marcar el segundo. El gol que debía significar la sentencia si el Real Madrid atravesase un momento de autoridad. Anda alejado de ella y cualquier rival le hace daño.
Al Ahly se levantó por El Shahat. Un peligro constante. Perdonó con un disparo cruzado pegado al poste y después de que ni el colegiado ni el VAR entendiesen como penalti un derribo claro a Vinícius, sí vio el de Camavinga al extremo egipcio. Maaloul no perdonaba la pena máxima que prometió emoción hasta el final.
Se mantuvo en pie el conjunto egipcio que incluso perdonó el empate en una de esas lagunas a corregir por el Real Madrid. Sin la intensidad adecuada vio como Afsha, con todo para marcar ante Lunin y la cobertura tardía de Nacho, mandó su remate a las nubes. Ahí se acercó a la derrota Al Ahly.
Vinícius fue víctima de otro penalti, en esta ocasión señalado y fallado por Modric, segundo consecutivo tras el de Asensio en Mallorca, y cuando se acercaba el final con cabreo de Rodrygo por ocasiones perdonadas, el brasileño se asoció con Dani Ceballos en una jugada de magia que acabó con asistencia de tacón del andaluz y el tanto de la tranquilidad. No era el último, Arribas demostró en segundos que merece más de Ancelotti. Marcó de zurda su estreno goleador en partido oficial con el primer equipo para convertir el triunfo en goleada.
. Ficha técnica:
1 – Al Ahly: El Shenawy; Mohamed Hany, Mahmoud Metwali, Abdel Monem, Ali Maaloul; Aliou Dieng (Fathi, m.61), El Shahat (Taher, m.75), Afsha (Kahraba, m.88), Al-Sulaya; Abdelkader y Sherif (Percy Tau, m.61).
4 – Real Madrid: Lunin; Nacho, Rüdiger, Alaba, Camavinga; Tchouaméni, Kroos (Ceballos, m.77), Modric (Odriozola, m.95); Fede Valverde, Vinícius (Arribas, m.97), Rodrygo (Mariano, m.95).
Goles: 0-1, m.42: Vinícius. 0-2, m.47: Valverde. 1-2, m.65: Maaloul de penalti. 1-3, m.92: Rodrygo. 1-4, m.98: Arribas.
Árbitro: Andrés Matonte (Uruguay). Amonestó a Abdel Monem (84) por el Al Ahly; y a Tchouaméni (84), por el Real Madrid.
Incidencias: partido de semifinale del Mundial de Clubes disputado en el Príncipe Moulay Abdellah ante 43.508 espectadores, la mayoría madridistas de peñas marroquíes. Se guardó un emotivo minuto de silencio en memoria de los fallecidos por el terremoto del lunes en Turquía y Siria.
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