Fotografía que muestra a Eskely Aguirre (i) mientras habla con una de sus nietas, el 5 de mayo del 2024 en Caracas (Venezuela). La reunificación de la familia separada por la migración es una de las principales promesas que escucha Venezuela cuando avanza hacia unas presidenciales en las que, más que a un candidato, el país decidirá si seguir o no con el chavismo, en el poder desde 1999. EFE/ Miguel Gutiérrez

La reunificación de las familias separadas por la migración es una de las principales promesas en Venezuela, cuando avanza hacia unas presidenciales en las que el país, gobernado por el chavismo desde 1999, elegirá presidente para el próximo sexenio.

El candidato y actual mandatario Nicolás Maduro llamó a los «hermanos migrantes» a regresar al país, que «los espera y necesita», mientras que la principal alianza opositora, la Plataforma Unitaria Democrática (PUD) -cuyo candidato es Edmundo González Urrutia-, y otros antichavistas insisten en la necesidad de un cambio político para impulsar el retorno.

El sociólogo Rafael Uzcátegui dijo a EFE que «hay un anhelo de reunificación de las familias» que es «capitalizado», sobre todo, por la PUD, liderada por la exdiputada María Corina Machado, quien recorre el país para invitar a sus simpatizantes a votar por González Urrutia.

Familias separadas

De las tres hijas de Eskely Aguirre, la mayor, de 29 años, se fue a Colombia en septiembre pasado, lo que sorprendió a su madre, de 48, quien no creía que su primogénita formara parte de las estadísticas migratorias, aun cuando le había manifestado sus planes de salir al exterior de manera indefinida.

Según la Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes (R4V), unos 7,72 millones de venezolanos salieron en los últimos años, una cifra rechazada por el chavismo.

«No pensé que de verdad lo iba a hacer», dijo Aguirre a EFE, al recordar cuando su hija contó sus planes de ir a Colombia, la nación con mayor número de migrantes venezolanos, unos 2,87 millones -el 37,2 % del total-, según cifras del R4V.

Supo que su hija no mentía cuando, 15 días después, la llamó y le dijo: «Mami, me voy, ya voy en camino para Colombia».

«Se fue buscando un futuro», expresó Aguirre, quien, resignada, buscó tranquilizarse y deseó que «le vaya bien».

La mujer, vendedora de chucherías, cree que las familias «se reencontrarían nuevamente si esto (la situación) cambiara», para lo que hace falta -afirmó- que «la gente salga a votar» el 28 de julio.

El pasado 8 de mayo, Machado advirtió que, si «Maduro mantiene el poder por la fuerza, bloqueando las elecciones o cometiendo un enorme fraude (…) inmediatamente, en menos de un año», se registrará la «ola migratoria más grande vista hasta ahora».

En cambio, prosiguió, si González Urrutia es el «próximo presidente», la comunidad internacional «no solo» vería «la migración detenida, sino revertida».

Por su parte, el candidato asegura estar comprometido con «el retorno de los exiliados y de todos los venezolanos que se han ido y quieren regresar».

Esperanza

Según Uzcátegui, existe «la convicción de que es necesario un cambio en la situación para materializar la reunificación» familiar.

«Maduro ha ideologizado las causas de la migración, entonces no logra conectar con el ciudadano común, mientras que María Corina Machado le ha puesto emocionalidad: los padres en Venezuela traerán a sus hijos de regreso al lograr un cambio», agregó el activista.

Fahisbelia Villamizar reza «todos los días» para que «no sea tan lejano» el día en el que su hija, que vive en España, vuelva a Venezuela, de donde salió en 2018, cuando la nación vivía un segundo año en hiperinflación -que terminó en 2021- y enfrentaba una escasez generalizada de productos.

«De haber un cambio, que es lo que necesitamos, podríamos ser libres y todo funcionaría como debe ser, y cabe la posibilidad que la familia regrese a sus hogares», expresó Villamizar, de 50 años, quien recuerda como «triste» la marcha de su hija.

Según dijo recientemente el candidato opositor Enrique Márquez, el «principal factor de infelicidad no es la economía», sino «la separación de la familia», por lo que asegura tener un plan para detener la migración y ofrecer oportunidades a quienes regresen, y espera que, entre ellos, estén sus hijos.

El Gobierno insiste en que la migración es producto de las sanciones de Estados Unidos, que retomó en abril sus medidas contra el petróleo y el gas venezolanos, tras seis meses suspendidas.

En febrero, Maduro aseguró que los migrantes regresarían «a más tardar en un año» si EE.UU. levantara las sanciones.

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