Ciudad Guayana.- El rector principal del Consejo Nacional Electoral, Roberto Picón, le hace honor a su cargo. Cree y defiende cada una de las garantías, tanto técnicas como políticas, que –asegura- se han construido desde la designación del nuevo directorio.

Su gira por el país consiste en explicar cada una, pero  sin esconder las asignaturas pendientes para devolver la credibilidad en el Poder Electoral.

En medio de un gran escepticismo y apatía que caracteriza a los venezolanos sobre el CNE, el rector se aferra a la idea de poder recuperar la institucionalidad de todos los actores del Estado nacional, para salir de la crisis donde está sumida Venezuela.

En su reciente visita a Puerto Ordaz, Roberto Picón conversó con Soy Nueva Prensa Digital y allí, sin titubeos, y frente a tantos rumores y leyendas urbanas, garantizó que el voto es secreto.

«El CNE garantiza que el voto es secreto, íntegro y que el principio de un elector o un voto lo garantiza el proceso de identificación del votante, a través del mecanismo biométrico», argumenta.

Mitos y leyendas

Pide no creer en cuentos. Aclara que la máquina electoral cuenta con dos archivos o base de datos separados uno de otro, de forma desordenada, encriptados, e imposible de entender, «de manera que  es absolutamente imposible, aun teniendo acceso a la computadora y aun teniendo acceso a la clave, saber por quién votó una persona. El que dice que sabe por quién se vota, está diciendo una gran mentira para dejar dudas de que no vote», resalta.

Otro mito que pretende aclarar Picón en esta gira es sobre la intervención de resultados o de un supuesto cable a Cuba que permite cambiar los números. «Eso también es mentira», subraya.

«Primero, la máquina no está conectada a ningún dispositivo externo mientras se genere la votación; solamente se conecta al final del proceso cuando se imprime el acta de votación. En segundo lugar, la máquina tiene como un proceso de auto-reconocimiento donde está siempre chequeando la integridad de su ambiente, es decir, es como si yo miro mi mano y sé que esta mano es la mía, pero si tuviera otra distinta, yo sabría reconocerlo. Igual ocurre con el sistema de votación”, explica.

Asimismo, desmiente la existencia de algún virus o componente que puedan interferir en el funcionamiento de la máquina, que se pueda instalar una, adicional a las 30.106 que están configuradas, o que se pueda ejecutar la usurpación de identidad.

«Por ahí hay una leyenda que dice que al final del día, en la mesa donde no hay testigos, se sienta la gente y mete votos de quienes no votaron. Eso es falso. La primera evidencia es que, desafortunadamente, la participación en Venezuela ha venido bajando».

«En el año 2012 tuvimos una participación de 80 %; en 2015 una participación de 75 % y en esta última elección solo hubo una participación de 30 %. Esos datos no están inflados, ¿Y por qué no pueden inflarse?, porque el proceso de autenticación de electores, con la huella, permite establecer un control estadístico sobre las identificaciones”, sostiene.

Roberto Picón añade que la clave del éxito del proceso electoral no es técnica sino humana, por eso pide organización y participación a los actores sociales y políticos en todas las fases del proceso.

Garantías políticas y su letra pequeña

De las garantías políticas surge un interesante debate. La inhabilitación de partidos lo aborda como un tema que no depende del CNE y que dentro de sus posibilidades, se hizo lo que se pudo.

Es decir, se habilitaron unas tarjetas que permitieran la oportunidad de participación a candidatos que no lo habían hecho en las últimas elecciones. De allí la devolución de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD).

La observación electoral, otra garantía política a solicitud del sector opositor, es hoy una realidad, ¿Pero en qué condiciones?

Roberto Picón explica que hay seis organizaciones nacionales que van a participar como observadores de este proceso, pero además, recuerda que la Unión Europea y el CNE ya firmaron acuerdos de una observación electoral con plena autonomía en cuanto a su capacidad de movilización y de declaraciones, pero con la siguiente salvedad: «siempre que cumpla con los criterios de imparcialidad y el código de ética de observación internacional», acota. 

Y es que precisamente el criterio de imparcialidad de la Unión Europea ha sido puesto en tela de juicio tanto por el sector del oficialismo como por el propio Consejo Nacional Electoral.

Lo dicho por su alto representante, Josep Borrell, sobre la legitimidad que brindará el informe de la Misión de Observación al proceso electoral, desató condenas de ambos sectores. Sin embargo, es un «desliz», que «ya se está resolviendo», asegura.

Sobre la participación de la Organización de Naciones Unidas, Picón aclaró que no se trata de una observación como tal, sino un panel de expertos que complementaría, de alguna manera, las capacidades de la Unión Europea.

Un equipo similar enviaría el Centro Carter, aunque todavía están por definir las características, cuántas personas vendrían exactamente al proceso y cómo sería el despliegue.

Ahondando un poco más sobre la salvedad en cuanto a las declaraciones que pudiera ofrecer la UE, sobre el proceso electoral, Picón explica que «la Unión Europea tiene total independencia de hacer su declaración», con lo cual descarta la intención de desautorizar algún pronunciamiento, sin embargo, agrega, «puede surgir una conversación para saber cómo llegaron a esa conclusión, pero de ninguna manera se puede obligar a no decir algo. Si se viola los principios puede haber un impasse, o una diferencia, y entonces habrá ambas declaraciones, una por la Unión Europea y otra por el CNE».

Simulacro electoral y la ausencia de normativas

Sobre las irregularidades en torno al simulacro electoral y al abuso de recursos del Estado en beneficio de la campaña del Psuv y otras organizaciones políticas, dice estar al tanto, pero no cuenta con denuncias formales al respecto, sin eso –aclara- es difícil sancionar.

«El simulacro electoral ocurre en un período donde formalmente no ha empezado la campaña electoral. No hay una normativa que limite la acción política de movilización el día del simulacro. Lo que sí es que cualquier utilización de recursos públicos para favorecer una parcialidad política está fuera de la constitución, es algo que hay que denunciar para que se cumpla, no solamente el CNE sino todos los factores institucionales del Estado venezolano».  

«El Estado tiene que tener una actitud imparcial en el hecho electoral y eso no se cumple en medios y en gran parte de las instituciones, lo fundamental es que haya una presión de parte los ciudadanos y de los actores políticos para que esto se corrija».

Sobre este aspecto dice que no tiene conocimientos sobre alguna denuncia formal, aunque la evidencia se muestre a la luz del día con la campaña electoral adelantada que realiza Ángel Marcano y el uso de los recursos del Estado para su beneficio.

«En todo caso el CNE implementará un equipo de fiscalización electoral que estarán distribuidos en todo el país. Esos equipos tendrán la capacidad de evaluar todo el proceso de campaña y lo que ocurra el día de la elección».  

Picón recuerda que estos comportamientos no son nuevos y que aun así ha habido resultados que han favorecido tanto a unos como a otros, pese a esos obstáculos, resalta.

«No lo estoy justificando. El CNE debe hacer un llamado de atención sobre el uso de recursos públicos, pero la ciudadanía también le corresponde hacer lo mismo y debe presionar y organizase para que, lo que no se pueda lograr por la vía institucional, se logre por la vía de acción ciudadana».

 

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