Vista de un centro comercial en Moscú. EFE/Fernando Salcines

Moscú.- «Nada ha cambiado», asegura a EFE Arseni, dependiente de una red rusa de venta de móviles que sigue ofreciendo los últimos modelos de Iphone, pese a que Apple se retiró del mercado ruso, que se ha reinventado y sustituido productos occidentales con importaciones sin licencias y nuevas marcas locales.

Es por las «importaciones paralelas», sonríe el vendedor, como si fuera un mantra que, junto a la «sustitución de importaciones», pretende explicar cómo los rusos han plantado cara a la fuga masiva de compañías extranjeras por las sanciones occidentales a Rusia.

APPLE SE FUE, PERO SIGUE EN RUSIA

Unas 120 empresas de los más diversos sectores anunciaron el cese temporal de sus actividades en Rusia o su salida definitiva del mercado, las habituales cadenas logísticas se rompieron y la exclusión de bancos rusos del sistema interbancario SWIFT impidió las transacciones internacionales.

En marzo de 2022 parecía que todo iba a acabar: fábricas cerradas, boutiques con las luces apagadas, todo reflejaba en términos generales la imagen de la incertidumbre sobre cuál sería el futuro de la economía rusa.

Arseni no sabe cómo llegan al país los populares Iphone que «se siguen vendiendo como siempre», pero asegura que incluso han bajado de precio.

«Supongo que se debe a que llegan de los países con los que aún comerciamos. Apple vende sus productos a Emiratos Árabes más baratos, y nosotros nos aprovechamos de esto», explica.

Basta con abrir Ozon o Wildberries, las principales plataformas de comercio digital en Rusia, para encontrar los celulares inteligentes de la marca de la manzana, al igual que prácticamente cualquier otro producto de empresas que se retiraron del país, como Coca-Cola.

Ozon ofrece las botellas y latas del famoso refresco fabricado en países tan disímiles como Polonia, Uzbekistán, Georgia, Italia o Afganistán, mientras que en los mercados comparte estante con nuevas marcas rusas como Dobri Cola, Cola Chernogolovka o Dumbo Cola.

EL SALVAVIDAS DE LAS «IMPORTACIONES PARALELAS»

Una de las primeras medidas adoptadas por el primer ministro ruso, Mijaíl Mishustin, tras la desbandada general de las empresas extranjeras fue la autorización del mecanismo llamado «importaciones paralelas», que ya rinde frutos.

Se trata de una práctica reconocida por la Organización Mundial del Comercio (OMC) y permitida en algunos países y en otros no, que consiste en la importación de productos fabricados legalmente en el extranjero sin el permiso del titular de una marca o una patente.

El Ministerio de Comercio e Industria de Rusia no cesa de ampliar la lista de mercancías sujetas a este mecanismo, que en un inicio incluía 56 grupos de mercancías entre ropa, cosméticos, equipos electrónicos y electrodomésticos.

Este miércoles la lista se amplió con bienes de la empresa sueca Ikea, que también abandonó el mercado ruso, así como aceites de motor de Shell Helix y Rimula, electrodomésticos de las marcas Zanussi y Wahl, perfumes y cosméticos de Kerstase e Yves Saint Laurent.

El pasado lunes las autoridades rusas ya incluyeron en la lista de «importaciones paralelas» 11 marcas automovilísticas extranjeras, entre las que destacan Citroen, Isuzu, Mazda, Opel, Peugeot, Renault, Ford, Genesis, Hyundai, Kia y Dacia.

DE IMPORTACIONES PARALELAS A SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES

Sin embargo, la fuga de las empresas de Rusia no solo obligó a buscar nuevos mecanismos de importación, sino que permitió que las empresas rusas accediesen a los nichos recién creados.

La retirada de los principales productores automotrices extranjeros de Rusia no solo abrió el mercado a toda una serie de marcas chinas como Geely o Chery, sino que impulsó el relanzamiento de la fábrica Moskvich y de los nuevos modelos de Lada, fabricados integralmente con piezas rusas.

El Servicio Federal de Acreditación de Rusia (Rosakreditatsia) constató un incremento significativo del número de marcas nuevas durante el último año.

«Se puede concluir que ha tenido lugar la sustitución de unas marcas por otras (…) En lugar de las marcas que se fueron llegan productores rusos, cuyo número se incrementó entre un 17 y un 20 por ciento» durante el último año, afirmó su director, Nazari Skripnik.

Sin embargo, expertos de la Unión Rusa de Empresarios y Productores citados por el diario RBC han alertado que se trata de un proceso que requiere de importantes inversiones que restarán puntos al PIB del país.

Por ello, será necesario hallar un delicado equilibrio entre las importaciones paralelas de las cuales Rusia no puede prescindir y la sustitución de importaciones, necesaria para garantizar la soberanía económica del país.

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