Tiflis.- El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, aseguró hoy que los dirigentes armenios están comprometidos con el cumplimiento del acuerdo que puso fin a la guerra con Azerbaiyán en Nagorno Karabaj.

«Están plenamente comprometidos con que el acuerdo se cumpla. Los dirigentes armenios (…) subrayaron que dicho documento ayudó a solucionar problemas graves y a salvar vidas», dijo Lavrov a la prensa armenia.

Lavrov llegó hoy a Ereván al frente de una amplia delegación gubernamental enviada por el presidente ruso, Vladímir Putin, quien ordenó a sus ministros garantizar el suministro de ayuda humanitaria y el retorno de los refugiados al Karabaj.

El jefe de la diplomacia rusa se reunió con el primer ministro, Nikol Pashinián, muy criticado por algunos sectores armenios por la derrota en la guerra ante Azerbaiyán, y con el presidente, Armen Sarkisián.

«Todos han reconocido que el documento es una vía sin alternativa para el arreglo de la situación (…), los intentos de ponerlo en duda, no sólo dentro del país, sino en el exterior, son inaceptables», afirmó.

La oposición, que considera que el acuerdo anunciado el 10 de noviembre es una capitulación en toda regla, volvió a manifestarse hoy en el centro de Ereván para demandar la renuncia de Pashinián, al que acusan de traicionar los intereses nacionales.

Por su parte, Pashinián, en clara alusión a las críticas al Kremlin por no apoyar en la guerra a su aliado, Armenia, donde tiene una base militar, subrayó que los armenios «siempre sintieron el apoyo de Rusia».

Además, abogó por profundizar la cooperación con Moscú, incluido en el ámbito de la seguridad como en el de la cooperación técnico-militar.

Pashinián reconoció la necesidad de una reforma militar en su país, ante el aumento de la presencia turca en el Cáucaso sur, aunque consideró que ahora la prioridad es el retorno de los refugiados al Karabaj.

Al respecto, el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigu, aseguró que las fuerzas de paz rusas controlan casi todo el territorio del Karabaj.

«A día de hoy, casi 7.000 civiles han vuelto. El trabajo continúa y estoy seguro de que aquellos que quieran regresar, podrán hacerlo», dijo Shoigú, quien anunció ayer el desminado del corredor de Lachín, que une el territorio con Armenia.

Lavrov cifró el viernes los desplazados en 135.000, entre ellos cerca de 90.000 armenios que abandonaron el Karabaj y unos 45.000 azerbaiyanos, que huyeron de las zonas aledañas.

Mientras, el ministro para Situaciones de Emergencia, Yevgueni Zinichev, advirtió que más de 30.000 refugiados tienen intención de regresar en breve al Karabaj, cuando la infraestructura sólo puede alberga a menos de 5.000 personas.

Rusia anunció el viernes el fin del despliegue de 1.960 militares en Nagorno Karabaj, contingente que se encargará de garantizar la paz en la zona durante los próximos cinco años.

Rusia y Turquía también ultiman los detalles del funcionamiento del centro de observación conjunta en territorio azerbaiyano de acuerdo con el memorándum bilateral suscrito el 11 de noviembre, que recabará de manera remota informaciones sobre cualquier infracción del alto el fuego.

Los combates en el Karabaj, enclave en disputa entre armenios y azerbaiyanos desde 1988, estallaron el 27 de septiembre y se cobraron durante 44 días de combates la vida de miles de personas entre civiles y militares.

Armenia controlaba el territorio desde su victoria en la anterior guerra (1992-94), tras lo que entró en vigor un frágil alto el fuego roto en numerosas ocasiones, aunque, con la excepción de la guerra de los cuatro días de 2016, nunca a gran escala.

En virtud del acuerdo patrocinado por Moscú que puso fin a la guerra, Azerbaiyán controlará más de dos tercios del territorio del Karabaj, república que proclamó su independencia tras celebrar tres referendos (1991, 2006 y 2017), aunque ésta nunca fue reconocida por la comunidad internacional, ni siquiera por Ereván.

 

EFE

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