El Kremlin asegura que los objetivos que se marcó al comienzo de la guerra, el principal de los cuales es la plena desmilitarización de Ucrania, se mantienen intactos, lo que obliga a Occidente, según Kiev, a seguir apoyando en 2024 los planes ucranianos de expulsar a las tropas rusas de su territorio.
Aunque las ansias de paz son cada vez mayores entre los rusos tras casi dos años de combates, su presidente, Vladímir Putin, descartó esta semana un pronto alto el fuego en el país vecino durante su primera gran rueda de prensa desde el inicio de la contienda.
El ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, le respondió con un artículo en la revista «Foreign Affairs» cuyo título define bien el ánimo que cunde en Kiev: «Existe un camino para la victoria en Ucrania».
Putin apoya al partido de la guerra
Putin despejó cualquier duda sobre una posible paz con Ucrania. No es el momento, ya que el ejército ruso ha recuperado la iniciativa en casi todo el frente, que se extiende ahora a lo largo de casi 2.000 kilómetros.
Para respaldar su argumento, desveló un «secreto» sobre el contingente ruso desplegado en el país vecino. A día de hoy, asciende a 617.000 hombres, muy por encima de los cálculos ucranianos y occidentales, que no llegaban al medio millón.
Las bajas —Rusia habría perdido a miles de soldados solo en la batalla de Avdivka— no figuran en la agenda del Kremlin. Es un tema tabú, aunque EEUU, Reino Unido y la OTAN las estiman en más de 300.000, entre muertos y heridos.
Eso sí, según Putin, no será necesaria una nueva ola de movilización, opción muy impopular que podría dañar su campaña presidencial, ya que casi 500.000 rusos se han alistado voluntariamente en los últimos meses.
Al respecto, tampoco mencionó una posible rotación —los reservistas llevan más de un año combatiendo y sus familiares demandan el fin de la movilización indefinida— ni el hecho de que parte de los «voluntarios» sean en realidad estudiantes, inmigrantes, indocumentados y rusos de nuevo cuño (extranjeros que acaban de recibir la ciudadanía).
Rusia no se conforma con el Donbás
Según informa el diario «BILD», Rusia no solo quiere conquistar el territorio de las cuatro regiones que se anexionó en septiembre de 2022 —Donetsk, Lugansk, Jersón y Zaporiyia—, pero que aún no controla en su totalidad.
Moscú se propone avanzar también en las regiones de Járkiv —hasta el río Oskil— y Dnipropetrovsk, con el fin de crear durante los próximos 36 meses una franja de seguridad que impida a Kiev amenazar el nuevo territorio ruso.
Dentro de esa estrategia se enmarcaría la actual ofensiva contra la localidad de Kúpiansk, que se encuentra a menos de 50 kilómetros de la frontera rusa y adonde Moscú habría transferido nuevos batallones con refuerzos.
Rusia no descarta ahora tampoco la toma de la capital de Járkiv, la segunda ciudad de Ucrania y antaño su principal centro industrial y aeronáutico.
Al respecto, el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW), que reconoce que «BILD» ya predijo con bastante certeza hace dos años el inicio de la actual contienda, asegura hoy en su informe que, aunque no puede confirmar los pronósticos del diario, sí cree que están en línea con los preparativos de Moscú para aguantar una larga campaña militar.
Ucrania, entre la defensa y el ataque
La prensa estadounidense volvió a informar sobre las discrepancias entre Kiev, que prepara una nueva contraofensiva, y Washington, que le ha recomendado que se centre en conservar el territorio bajo su control.
Kuleba respondió a todas esas especulaciones con un artículo en el que califica de «falacia» una posible negociación con Putin e insiste en que «no hay duda de que la victoria es alcanzable», eso sí, «siempre que se cumplan tres factores».
«Adecuada ayuda militar, que incluya aviones, drones, defensa antiaérea, munición de artillería, armamento de largo alcance que nos permita golpear más allá de las líneas enemigas; el rápido desarrollo de la capacidad industrial de EEUU y Europa, al igual que Ucrania, para satisfacer las necesidades militares ucranianas y rellenar los arsenales estadounidenses y europeos», señala.
Y la tercera condición es «una postura realista sobre las perspectivas de negociación con Rusia» y es que advierte que un alto el fuego únicamente permitirá al enemigo fortificar sus posiciones con nuevos e impenetrables campos de minas.
A su vez, subraya que Kiev nunca ha solicitado «botas americanas sobre el terreno», solo armamento.
«El trato es justo. Que nuestros socios nos proporcionen lo que necesitamos para ganar y el resto ya lo haremos nosotros mismos, defendiendo no solo nuestras fronteras, sino las fronteras de la democracia mundial», afirmó.
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