Madrid, España.  La corona de África que se disputarán este domingo Egipto y Senegal tendrá dos protagonistas indiscutibles: Sadio Mané y Mohamed Salah, estrellas de sus selecciones y pilares del Liverpool de Jürgen Klopp desde hace cinco temporadas. Compañeros en su club, este domingo ambos serán enemigos durante noventa minutos en el estadio Paul Biya de Yaundé (Camerún).

Egipto, con Salah, y Senegal, con Mané, pelearán por conseguir un título que sería el número ocho para «Los Faraones» y el primero para «Los Leones de Teranga». Y, las principales armas de las dos selecciones, serán un par de hombres acostumbrados a brillar en el Liverpool y que en la final serán rivales para pelear por los intereses de sus respectivos países. Sin embargo, hasta llegar al partido decisivo, cada uno ha vivido caminos diferentes.

 

SALAH PIERDE FOCO

 

Salah lo ha jugado todo. Acumula en sus piernas 180 minutos en la fase de grupos y 360 en las eliminatorias por culpa de las tres prórrogas que disputó su selección frente a Costa de Marfil, Marruecos y Camerún. A lo largo de los seis encuentros que ha disputado, ha sido decisivo en varias ocasiones.

En la fase de grupos marcó el tanto de la victoria frente a Guinea-Bisáu (0-1); en octavos, ante Costa de Marfil, no le tembló el pulso al cerrar la tanda de penaltis; y, en cuartos, ante Marruecos, empató el choque y asistió a Mahmoud Ahmed «Trézéguet» en el gol que dio la clasificación a Egipto (1-2).

Sin embargo, Salah ha vivido eclipsado por la figura de un nombre inesperado. En su selección ha acaparado portadas el portero Mohamed Abou «Gabaski», un completo desconocido que apareció en octavos de final para sustituir al lesionado Mohamed El Shenawy. Desde entonces, Gabaski ha sido constantemente el héroe de Egipto.

En el mismo partido de su aparición, contra Costa de Marfil, sacó una mano milagrosa a Ibrahim Sangaré y en los penaltis detuvo uno decisivo a Eric Bailly; en cuartos, ante Marruecos, dejó varias intervenciones de mérito; y, en semifinales, dejó fuera a Camerún tras adivinar los penaltis lanzados en la tanda por Harold Moukoudi y James Lea Siliki.

Para la final, todos en Egipto esperan una aparición decisiva de Salah. No pueden vivir continuamente bajo la protección del portero del Zamalek y necesitan la mejor versión de su estrella. Aunque ha dejado pinceladas y ha firmado un torneo más que aceptable, necesita su gran partido.

 

LA FRESCURA DE MANÉ

 

Enfrente, Mané combatirá contra su compañero mucho más fresco. Senegal ha llegado a la final sin prórrogas. Ha solventado sus tres eliminatorias ante Cabo Verde (2-0), Guinea Ecuatorial (3-1) y Burkina Faso (1-3) con solvencia. Además, Mané ha podido hasta descansar, ya que en octavos de final fue sustituido a falta de 21 minutos para el final del choque.

Las diferencias, son amplias. Mientras Mané ha disputado 519 minutos, Salah acumula 630 con la presión añadida de jugar unos encuentros igualados en los que Egipto vivió en el alambre durante muchos momentos. Para la final, el delantero senegalés parte con ventaja.

 

Además, sus actuaciones han sido más estables y decisivas que las de Salah. Suma un tanto más, en total tres: dio la victoria a Senegal en la fase de grupos frente a Zimbabue (1-0) y celebró goles en octavos contra Senegal y en semifinales frente a Burkina Faso. Y, en el terreno de las asistencias, también acumula más que Salah: ha dado dos, a Famara Diedhiou en cuartos y a Bamba Dieng en semifinales.

Mané no ha pasado por fases invisibles. Casi siempre ha estado presente en los momentos importantes y se ha erigido sin «peros» como el guía de Senagal hasta la final. Nadie le ha podido eclipsar. No ha tenido un Gabaski que le hiciera sombra como a Salah y solo necesita culminar en la final su gran actuación individual para conducir a Senegal hacia su primera Copa África.

En el Liverpool, Mané y Salah han vivido temporadas memorables. Ambos se complementan y probablemente uno no habría llegado tan lejos sin el otro y viceversa. El triplete que firmaron en el curso 2018/19 (Liga Campeones, Supercopa de Europa y Mundial de Clubes) y la Premier League de la temporada siguiente, no habría sido posible sin la calidad de dos hombres que por un día serán rivales.

La final de la Copa África será un duelo «red» en toda regla. Sólo uno, Salah o Mané, triunfará. Pero, quién logrará una victoria segura, sí o sí, será el Liverpool. Este domingo, presumirá de tener a un campeón en su plantilla.

 

EFE noticias

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