Foto de archivo del canciller alemán, Olaf Scholz. EFE/EPA/CLEMENS BILAN

El canciller alemán, Olaf Scholz, enfrenta una difícil situación económica en medio de diferencias dentro de la coalición de Gobierno, en la que los tres partidos parecen estar cada vez más abiertamente enfrentados entre ellos y proponen fórmulas distintas y a veces contradictoris para hacer frente a la situación.

El nuevo pronóstico sobre la coyuntura económica de la Confederación Alemana de Cámaras de Industria y Comercio (DIHK) cuenta con que el producto interior bruto (PIB) alemán tampoco crecerá el año próximo con lo que se sumarían ya tres años sin crecimiento.

«No estamos sólo ante una crisis coyuntural sino ante una crisis estructural en Alemania. Nuestras cifras no dan razones para el optimismo. Por el contrario, las noticias que recibimos de las empresas apuntan a que las cosas pueden empeorar», dijo este martes el gerente de la DIHK, Martin Wansleben, al presentar el informe.

Para este año la DIHK pronostica una contracción del 0,2 % y para 2025 un estancamiento de la economía.

Una coalición descoordinada

Scholz ha convocado para este martes una reunión con representantes de las principales organizaciones económicas del país y con los sindicatos. Ante ello, el ministro de Finanzas, y presidente del Partido Liberal (FDP), Christian Lindner, convocó otra con organizaciones que no estaban representadas en el encuentro con el canciller.

El vicecanciller y ministro de Economía, Robert Habeck, de Los Verdes, ha propuesto, por su parte, la creación de un fondo para apoyar inversiones, sin consultarlo previamente ni con Scholz ni con Lindner. A la vez, a la llamada ‘cumbre’ de Scholz no fueron invitados ni Habeck ni Lindner.

«Este Gobierno ya no es una coalición, en una coalición se busca la cohesión y se presentan propuestas conjuntas. Me fastidia que eso no ocurra. El Gobierno parece un gallinero», dijo al semanario Die Zeit Christiane Benner, la presidenta de IG Metal, uno de los sindicatos más grandes de Alemania.

El presidente del grupo parlamentario del SPD, Rolf Mutzenich, ha defendido la iniciativa de Scholz argumentando que es respetable que el canciller procure sondear que acuerdos puede haber entre empresas y sindicatos para defender puestos de trabajo en la industria alemana.

Lindner, cuya reunión no tiene lugar en el Ministerio sino en el Bundestag y con el grupo parlamentario del FDP como anfitrión, ha argumentado que la industria no representa a toda la economía alemana y dice que su encuentro complementa el convocado por Scholz.

Los liberales piden recortes

El fondo de inversiones planteado por Habeck tendría un costo, según cálculos encargados por Lindner al expertos de su ministerio, de 48.000 millones al año lo que, según el líder liberal, no sería posible financiar, en vista de que la recaudación fiscal tiende a la baja arrastrada por la situación económica.

El FDP pide recortes y Lindner, al presentar los resultados de la estimación fiscal, apuntó directamente a la posibilidad de explotar «potenciales de eficiencia» en el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales lo que fue una forma de decir que era partidario de recortar el gasto social.

Para el SPD de Scholz los recortes sociales son un tabú mientras que Los Verdes apuntan permanentemente a inversiones en la modernización de la infraestructura.

Decisión sobre los presupuestos

Un momento clave para el futuro de la coalición será la reunión de la comisión de presupuesto que tendrá lugar el 14 de noviembre, cuando se verá si los tres grupos parlamentarios del Gobierno pueden llegar a un acuerdo sobre los presupuestos.

La revista ‘Der Spiegel’ baraja tres escenarios posibles para después de esa fecha. Si no se logra un acuerdo, lo más factible sería una ruptura de la coalición y la convocatoria de elecciones anticipadas para la primavera.

Si se llegase a un acuerdo habría dos variantes posibles. La primera, la coalición se mantiene hasta septiembre, cuando en todo caso deberían realizarse elecciones. La segunda, el FDP sale de la alianza y el SPD y Los Verdes gobiernan en minoría, pero con los presupuestos ya aprobados, hasta otoño.

En las encuestas de intención de voto los tres partidos tienden a la baja pero la situación es especialmente grave para los liberales que podrían no superar el umbral del 5,0 % y quedarse sin representación parlamentaria.

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