El secretario general Iberoamericano, el chileno Andrés Allamand, alertó este martes del proceso de regresión que sufre la calidad de la democracia y de su fragilidad, por lo que puso de relieve la importancia de contar con una capital social fuerte para frenar este deterioro y avanzar en los niveles de desarrollo de los pueblos.
Allamand participó en Mérida (España) en la inauguración del XIV Encuentro Cívico Iberoamericano, un espacio de diálogo de la sociedad civil para la recogida de propuestas de cara a la XXVIII Cumbre Iberoamericana de los próximos 24 y 25 de marzo en Santo Domingo con el lema «Juntos por una Iberoamérica justa y sostenible».
El encuentro reúne a 35 representantes de redes y plataformas regionales iberoamericanas de 19 países, que agrupan a más de 2.600 organizaciones nacionales de la sociedad civil, con el objetivo de buscar la pluralidad de colectivos y la representatividad de los territorios.
En declaraciones a los medios, Allamand adelantó que en la Cumbre en Santo Domingo se abordarán cuestiones relacionadas con el medio ambiente, la digitalización, seguridad alimentaria y arquitectura financiera internacional, «siempre con el trasfondo de ir derrotando la desigualdad».
Al respecto, destacó que la sociedad civil es «un actor principal del funcionamiento del sistema democrático», por lo que es importante que sus consideraciones al respecto de estos temas sean tenidas en cuenta.
En la reunión en Mérida se abordarán asimismo los retos a los que se enfrenta la región en materia de derechos humanos, participación ciudadana y calidad democrática, sobre los que el secretario general iberoamericano alertó de los peligros de la «fragmentación» y de la «polarización política».
En ese sentido, recordó la asonada que vivió Brasil el mes pasado por parte de seguidores del expresidente Jair Bolsonaro y que debe, a su juicio, ser tenida en cuenta como «una señal de alerta para toda la región» con el fin de abordar la necesidad de fortalecer la democracia como un sistema que «es la base del progreso y de la igualdad».
PARTICIPACIÓN SOCIAL
La representante de la Comisión Articuladora de los Encuentros Cívicos Iberoamericanos, la uruguaya Cristina Prego, destacó por su parte la «necesidad de fortalecer, de generar mecanismos reales de participación social, donde la ciudadanía pueda aportar desde su saber a los temas que le atañen».
Para Prego, una de las preocupaciones principales es también la «fragilidad de la democracia» y «esto tiene que ver con una mirada más justa en relación a las personas, con un cuidado ambiental, que es fundamental», o con la igualdad entre hombres y mujeres.
Asimismo, recordó que América Latina es una de las regiones del mundo «más desigual, donde mueren más niños y niñas en contextos de violencia, de crímenes organizados y, además, donde los espacios de participación social cada vez son más frágiles, donde hay muchas restricciones y persecución a las personas defensoras de derechos humanos».
Por ello, dijo, quieren hacer sus aportes «constructivos y críticos a los gobiernos y generar vigilancia, que es una de las funciones principales de la sociedad civil».
La primera conferencia corrió a cargo de la argentina Inés M. Pousadela, de Civicus, una organización mundial que trabaja con activistas en el área de la participación democrática.
Pousadela puso de manifiesto que la sociedad civil tiene la capacidad para funcionar «como sensores de situaciones críticas» y es mucho más sensible que los actores políticos o administrativos a la hora de percibir los problemas «mucho antes de que estallen».
Además, resaltó su importancia como «guardiana» de derechos y de igualdades, de ahí su importancia para el mantenimiento y fortalecimiento de la democracia.
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