San Salvador.- El triunfo electoral del presidente Nayib Bukele en 2019 y de su partido Nuevas Ideas (NI) en 2021 fueron posibles a raíz del legado democrático de los Acuerdos de Paz de 1992, a pesar de que el mandatario los calificó de ser una «farsa».
Así lo indicó en una entrevista con Efe el ex procurador de Derechos Humanos y abogado de las víctimas de la masacre de El Mozote (1981), David Morales.
«Por supuesto que no podría haber llegado (al poder). Si no tuviéramos acuerdos de paz, el país probablemente hubiera colapsado producto de la prolongación del conflicto armado», indicó.
La guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), ahora partido de izquierda en la oposición, y el Gobierno firmaron la paz el 16 de enero de 1992, en México.
Esta firma puso fin a 12 años de guerra civil, que se cobró la vida de 75.000 salvadoreños y estalló tras décadas de dictaduras militares, represión de la población civil y el cierre de espacios democráticos.
Para Morales, se hubiera dado una «descomposición» en los ámbitos económicos, sociales y de derechos humanos «inimaginable».
«Solo detener la dinámica de la guerra fue un logro muy grande», que «tuvo una importante participación de la comunidad internacional», indicó.
Agregó que los acuerdos y las reformas institucionales permitieron la realización de elecciones con suficientes niveles de «limpieza» para ser legítimas, «más allá de los problemas o irregularidades que pudieran haber ocurrido en el proceso».
Los acuerdos incluían una nueva conformación del Tribunal Suprema Electoral (TSE) para incluir a representantes de los partidos políticos en contienda.
«La participación partidaria, más allá de las justas críticas que ha recibido, permitió sobre la base de la desconfianza una vigilancia entre partidos que generó equilibrios», apuntó.
Añadió que «bajo esas reglas llegó al poder el presidente Bukele y la bancada de Nuevas Ideas» al poder.
Morales, que forma parte de la organización humanitaria Cristosal, afirmó que las reformas abrieron el camino para que se realizaran elecciones y llegaran la poder los sucesivos gobiernos hasta llegar a Bukele.
Indicó que «si estas reglas democráticas básicas no hubiesen estado funcionando» Bukele y sus antecesores no «hubiesen podido acceder al gobierno».
«Esto generó una dinámica democrática que no tenía precedentes en el siglo anterior», subrayó y recordó los fraudes electorales de la década de los años 70 como «detonantes para que explotara el conflicto armado», además de las causas sociales.
LAS REFORMAS QUE SE TRUNCAN
La celebración de elecciones tras el final de la guerra civil y las transiciones pacíficas del poder entre derecha e izquierda suponen para Morales «una ruptura positiva importante con el pasado», sin embargo advierte que este legado se vería amenazado en la actualidad.
«Parece estarse truncando con un gobierno de corte tan autoritario como el de Bukele», sostuvo.
Defensores de derechos humanos y opositores han señalado una supuesta deriva «autoritaria» del presidente Bukele, principalmente con su ingreso acompañado de soldados y policías armados con fusiles de asalto a la Asamblea Legislativa en febrero de 2020.
Este episodio, catalogado por el Congreso como un «intento de golpe de Estado» cuando era de mayoría opositora, se dio como medida de presión del mandatario para la aprobación de un préstamo millonario para un plan de seguridad gubernamental, según reconoció el mandatario.
EL «NEGACIONISMO» DE BUKELE
El presidente Bukele calificó en diciembre de 2020 de «farsa» los Acuerdos de Paz firmados en México y su grupo parlamentario en el órgano Legislativo decidió derogar la conmemoración, porque a su juicio era un tributo a las partes que combatieron en la guerra.
«La guerra fue una farsa (…) mataron a 75.000 personas entre los dos bandos (la guerrilla y el Ejército), incluyendo los 1.000 de (la masacre de) El Mozote, y fue una farsa como lo son los Acuerdos de Paz», señaló Bukele.
Para Morales, el presidente tiene una «posición negacionista de la historia» en relación con la guerra y el armisticio.
A juicio del defensor de derechos humanos, esto obedece a que «las características autoritarias de este régimen le llevan a rechazar estándares democráticos básicos».
Entre estos estándares mencionó «el dialogo con los sectores sociales, el rol de la oposición política, los controles judiciales, legislativos, de transparencia».
«Busca evidentemente la concentración del poder y la impunidad de sus abusos», por lo que «ataca los Acuerdos de Paz y miente mucho en sus acuerdos de paz», subrayó.
Recordó que un medio oficial, tras la derogación de la conmemoración de los acuerdos, señaló que se dejaría de celebrar una «amnistía», lo que Morales calificó de «falsedad».
«Son legados de democracia, cualquier construcción futura del país debe, si la entendemos en términos de una democracia viable y de respeto a los derechos humanos, debe partir de este legado y no debe destruir estos avances que constaron la sangre de miles de salvadoreños», acotó.
Hugo Sánchez EFE
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