Madrid, España. Subir a los Lagos de Covadonga asturianos o disfrutar de algunos kilómetros de clásicas de fuste como Paris-Roubaix o Amstel Gold Race sin salir de casa es posible gracias a tecnología española, la de la empresa Bkool, un simulador ciclista que ha ganado seguidores con el confinamiento.
Lo que era una herramienta de entrenamiento para los equipos profesionales que les permitía adaptar los calentamientos previos a las etapas contrarreloj, donde el rodillo es imprescindible antes de salir, se ha convertido en una alternativa para quienes quieren paliar la imposibilidad de salir a rodar por la pandemia.
Bkool es una empresa española surgida hace una década de la mano de varios aficionados al ciclismo que querían aportar un punto de diversión al entrenamiento con rodillo, un elemento que se acopla a la rueda trasera de las bicicletas para poder entrenar en parado cuando no se puede salir a la carretera.
En el mundo del rodillo, la suya es probablemente la biblioteca de rutas ciclistas más completa: unos 6 millones de recorridos reales se pueden realizar a través de su plataforma, que se conecta a un rodillo inteligente para ir adaptando la resistencia de la bicicleta a la pendiente que se está transitando virtualmente.
«Actualmente estamos en unos 6 millones de rutas diferentes subidas en la plataforma, que puedes elegir para hacer en tu casa. Unas 4.000 disponen de vista de vídeo, una experiencia inmersiva que te transporta a ese lugar. La gente sube sus recorridos del fin de semana», explica a EFE Diego Pantoja, responsable de relaciones públicas de la empresa.
¿Cómo es posible que el recorrido que un aficionado ha realizado en una escapada pueda estar disponible después para realizarlo en el rodillo en casa? El secreto tiene tres letras: GPX, un tipo de archivo informático con coordenadas de geolocalización que generan varios dispositivos, como los relojes deportivos, cuya información permite reconstruir el recorrido en la plataforma de Bkool.
«Si además subes el vídeo de esa salida relacionado con los datos, nuestra plataforma lo asocia de manera que cuando realizas la ruta con el rodillo, el vídeo va avanzando sincronizado a tu ritmo de pedaleo», detalla Pantoja. Al mismo tiempo, el rodillo inteligente va adecuando la dureza a la pendiente real que había en ese recorrido, para completar la experiencia.
Además de las rutas generadas a través de archivos y vídeos de los usuarios, esta empresa española cuenta con un sistema de vídeo en tres dimensiones que permite ofrecer una vista simulada de recorridos reales por ordenador, como los de la Paris-Roubaix, el Tour de Flandes o la Amstel Gold Race.
«Tomando los datos vía satélite el sistema sabe si en el kilómetro 1 hay un río, o si en el 12 hay un pueblo, si se ven los Alpes… Todo esto se convierte automáticamente en gráficos en tres dimensiones y es bastante realista, comparando el vídeo real y las imágenes en tres dimensiones el resultado es llamativo», afirma.
DEL RODILLO AL ‘SOFTWARE’
Bkool comenzó su andadura hace unos diez años diseñando rodillos inteligentes. «Fue una fusión de ciclistas de toda la vida y personas especializadas en nuevas tecnologías», apunta Pantoja. En paralelo, comenzaron a desarrollar la plataforma digital en la que se siguen los recorridos.
«A partir de ahí empieza una carrera sobre la simulación, que ha evolucionado mucho a lo largo de los años, en cuanto a gráficos, experiencia de vídeo, posibilidades de juego, sesiones multijugador con ciclistas profesionales o incluso la posibilidad de entrenar en un velódromo», asegura el portavoz de la empresa.
Hace seis meses, la empresa decidió dedicarse únicamente al simulador ciclista y vender la división de fabricación de rodillos a otra compañía. «Queremos que las otras empresas fabricantes de rodillos no nos vean como competencia, sino como un aliado», añade Pantoja.
EL CONFINAMIENTO DA ALAS AL CICLISMO VIRTUAL
La obligación de quedarse en casa para detener el ritmo contagios en la pandemia ha provocado un incremento considerable en los usuarios de plataformas como la suya, tanto en Italia, donde vivieron «un aumento exponencial», como en España.
«Notamos el incremento de usuarios a partir del estado de alarma. En las primeras semanas de confinamiento vimos un aumento de los entrenamientos registrados en la plataforma del 50 %, y ha seguido creciendo», asegura Pantoja.
La compañía ha lanzado competiciones como el Tour Marca Cofidis, con fragmentos de la Paris-Roubaix, la Flecha Valona (con el mítico Muro de Huy), la Amstel Gold Race y los Lagos de Covadonga en el que han participado ciclistas profesionales como Luis Ángel Maté (Cofidis), exciclistas como Samuel Sánchez, Carlos Barredo y Luis Pasamontes, y corredores de los equipos Caja Rural y Kern Pharma.
«Antes de que comenzara esta crisis ya colaborábamos con varios equipos profesionales, porque nuestra herramienta permite convertir lo que antes era un calentamiento previo a una contrarreloj en una sesión de entrenamiento estructurada con el rodillo acoplado a un teléfono móvil», explica el portavoz de Bkool.
Los organizadores de carreras también toman nota de las posibilidades del ciclismo virtual. Ya han colaborado con la organizadora de clásicas Flandes Classics, el Tour de Alemania o la Volta a Catalunya, y también con pruebas cicloturistas, que pueden promover interés por sus recorridos en su variante virtual.
Con la mayoría del calendario ciclista en el alambre por la emergencia sanitaria, este tipo de plataformas permiten organizar pruebas televisadas en las que compitan profesionales.
«El Tour de Flandes virtual -que ganó el belga Greg Van Avermaet (CCC)- ya se televisó en el canal público belga y por streaming, así que tiene un potencial enorme», señala Diego Pantoja. ¿Será una alternativa para alguna de las tres grandes vueltas?.
EFE noticias
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