«¿Verdad Yolanda?», «Yolanda y yo», «Como dice la vicepresidenta…», «Sí Pedro», «Como dice Pedro». Coletillas como éstas en boca del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y de la líder de Sumar, Yolanda Díaz, se han sucedido en el debate a tres que han mantenido con el máximo responsable de Vox, Santiago Abascal.
Un debate en RTVE que ha evidenciado un frente común de Sánchez y Díaz contra Abascal pero personificando también en él las críticas al líder ausente por decisión propia, Alberto Núñez Feijóo.
Este debate se ha alejado del tono bronco que protagonizaron Sánchez y el líder del PP en su único cara a cara durante la campaña para las elecciones del 23 de julio.
Quizás con la lección aprendida por los errores que pudo cometer en esa ocasión, Sánchez no ha interrumpido a Abascal mientras vertía una cascada de críticas por las políticas que el Gobierno de coalición ha impulsado a lo largo de la legislatura.
Ha sido un cruce de pareceres en gran parte de guante blanco en las formas pero con las mismas cargas de profundidad que se llevan dirigiendo a lo largo de la campaña.
Feijóo no acudió y si desde los primeros compases del debate Yolanda Díaz se encargó de asegurar que estaba representado por el líder de Vox, Sánchez tardó algo más en citar al líder del PP intentando evitar que el ausente se convirtiera en el protagonista.
Pero fue inevitable el dardo por esa ausencia. Llegó en el bloque dedicado a los pactos posibles tras las elecciones del domingo, momento en el que Sánchez aseguró que el hecho de que Feijóo declinara confrontar con ellos se debía a que se avergüenza de comparecer junto a Abascal, no de recibir sus votos.
No dedicó ni un minuto el líder de Vox a defender al presidente del PP más allá de considerar que no era normal que se atacara como se estaba haciendo a una persona que no estaba presente.
Se lo dijo directamente a la vicepresidenta cuando esta hizo referencia a las fotos de Feijóo con el narcotraficante Marcial Dorado y a las que Abascal contestó con las «gravísimas» instantáneas que se hizo Díaz apoyando a la Venezuela de Hugo Chávez.
Y fue más lejos, al considerar que Díaz representa a «la hoz y el martillo» y, como comunista, está acostumbrada a dar órdenes.
Sobre Feijóo, Sánchez y Díaz reiteraron su convencimiento de que está dispuesto a meter en su Gobierno a Abascal (como vicepresidente vaticinó la líder de Sumar) mientras que ambos hicieron una clara apuesta por prolongar su colaboración en un nuevo Gobierno de coalición en la próxima legislatura.
Hubo oportunidad de escuchar datos y propuestas. Todas ellas ya sabidas pero que tuvieron una ocasión más de ser conocidas por la ciudadanía.
Y entre ellas se colaron reproches como los que se cruzaron en materia de política de defensa de las mujeres y, en particular, sobre la ley del sí es sí, uno de los momentos en los que el tono fue más elevado después de un inicio plano que llevó incluso al moderador del debate a preguntarse si quizás se había excedido en pedir prudencia a sus protagonistas.
Con Abascal a la izquierda, Díaz en el centro y Sánchez a la derecha desde el punto de vista del espectador, durante hora y media utilizaron los que serán algunos de sus últimos cartuchos de campaña.
Por eso, aunque su simbiosis fue casi total, la líder de Sumar quiso marcar alguna distancia con Sánchez.
Así ocurrió por ejemplo al hablar de la ley de Vivienda, que según ella ha llegado «tarde y muy recortada» al tiempo que ha rechazado las políticas de bonificación fiscal que defiende el PSOE y que cree que han demostrado ser «fallidas».
También ha interpelado al presidente cuando ha afirmado que piensa «defender» las pensiones. «Tenemos una línea roja, y no se va a retrasar la edad de jubilación», ha señalado.
Y luego ha agradecido a Sánchez que destaque su labor en el Ministerio de Trabajo, pero le ha dicho que «hay que avanzar más», por ejemplo reduciendo la jornada laboral y mejorando los salarios.
Por último, ha manifestado estar «en contra de las devoluciones en caliente» y, dirigiéndose a Sánchez, ha apuntado que quiere «reforzar» la Ley de Extranjería y «regularizar» a los migrantes.
Una palabra recurrente en el debate fue «mentira», pero con opiniones muy distintas sobre quién es el autor de las mismas. Y recurrentes también fueron las alertas al riesgo que para España supone que siga la misma coalición de Gobierno o la que podría llegar de la mano de PP y Vox.
Se trataba de intentar que calen esos mensajes a cuatro días de las elecciones, con la incógnita de si la cita televisiva de este miércoles ha podido tener alguna influencia a la hora del voto.
El PP asegura no tener ninguna duda en que su líder hizo bien en no acudir y afirma que fue un debate plano con un objetivo común: evitar un Gobierno fuerte de Feijóo.
José Miguel Blanco
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