Madrid.- España tiene una participación de alto nivel en la misión Solar Orbiter, cuyo objetivo es estudiar y predecir el comportamiento de nuestra estrella, con dos científicos en puestos clave de responsabilidad de dos de los instrumentos que forman el equipamiento de la sonda, que despegará este fin de semana desde Cabo Cañaveral (EEUU).
El astrofísico de la Universidad de Alcalá (Madrid) Javier Rodríguez-Pacheco es el investigador principal del Detector de Partículas Energéticas (EPD), mientras José Carlos del Toro, del Instituto Astrofísico de Andalucía es coinvestigador principal del magnetógrafo So/Phi.
«Esto es un hito histórico», indica Rodríguez-Pacheco, el primer científico español que ejerce como investigador principal de un instrumento de una misión del programa científico de la Agencia Espacial Europea (ESA) para la exploración del Sistema Solar, que desarrolla Solar Orbiter con la colaboración de la Nasa.
EPD y So/Phi son dos de los diez instrumentos de Solar Orbiter, aunque la participación española, tanto científica como empresarial, abarca otros aspectos de esta misión, que despegará desde Cabo Cañaveral en la madrugada del 9 al 10 de febrero.
La sonda, que llegará a 42 millones de kilómetros de nuestra estrella, tomará por primera vez imágenes de sus polos y estudiará cómo crea y controla la heliosfera la gran burbuja de plasma magnetizado que envuelve el Sistema Solar.
Además estudiará el viento solar compuesto de partículas energéticas (principalmente protones y electrones) y cómo las tormentas solares aceleran esas partículas, que «producen una radiación peligrosa» para cualquier tecnología en órbita, para los astronautas y que pueden tener efectos en la Tierra, explica.
Estudiar los mecanismos que aceleran esas partículas y poder predecir las tormentas solares con más antelación para tomar medidas preventivas, «por ejemplo apagando satélites para que no sufran daños», será la misión del EPD, liderado por Rodríguez-Pacheco.
Este instrumento, formado por un conjunto de telescopios, es una colaboración de España, la Universidad de Kiel en Alemania y el Applied Physics Laboratory de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos, con la coordinación de la Universidad de Alcalá, donde se ha montado todo y creado el ordenador de control.
Además han participado la Universidad Politécnica de Madrid y las empresas españolas Sener y Crisa, «en un claro ejemplo destaca de cooperación entre universidad e industria».
Quince años de trabajo en los que uno de los principales retos ha sido que todo «debía ser pequeño, ligero y consumir muy poca energía. Un desafío para los científicos y los ingenieros que nos sufren», señala con una sonrisa.
Solar Orbiter también estudiará el campo magnético solar, que «es fundamental para conocer gran parte de los fenómenos de la actividad del Sol», señala, por su parte José Carlos del Toro, y de ello se encargará So/Phi, el instrumento del que es coinvestigador principal junto al Instituto Max Planck (Alemania).
Su misión será cartografiar el campo magnético, para lo que cuenta con dos telescopios, uno de alta resolución y otro que observará todo el disco solar.
Este último es responsabilidad española, con la participación de los institutos de astrofísica de Andalucía y Canarias, las universidades de Barcelona, Valencia y Politécnica de Madrid y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
Del Toro destaca la unidad electrónica de So/Phi, su «corazón científico», un chip creado por este equipo y que, por primera vez, enviará los datos ya transformados.
Para ello, detalla otras misiones «usarían en la Tierra 50 ordenadores durante una hora, nosotros vamos a hacer ese trabajo en la nave, en quince minutos y con un solo chip».
El telescopio de disco completo de So/Phi, que «dará el contexto al resto de los instrumentos sobre lo que se está pasando de manera global en el Sol», se ha hecho en el INTA, señala el investigador de esta institución Alberto Álvarez.
Este lleva una tecnología pionera desarrollada en el INTA para medir la polarización usando cristales líquidos como la pantalla de los móviles, que será la primera vez que se use en el espacio, lo que planteó no pocos retos, al igual que crear una de las ventanas, también responsabilidad española, en el escudo térmico de la sonda, que la protegerá de temperaturas superiores a 500 grados.
El despegue de Solar Orbiter, cuya coordinación científica se realizará desde la sede de la Nasa en Villanueva de la Cañada (Madrid), supone la culminación de casi dos décadas de trabajo, parte del cual se desarrolló durante la crisis económica. «Salimos en transatlántico y hemos llegado a la orilla agarrados al mástil con la tormenta de por medio», comenta Rodríguez Pacheco.
Los tres coinciden en señalar las dificultades económicas y algunos problemas de estructura administrativa durante estos años, que se han superado gracias al ahorro, los «sacrificios» y el «trabajo generoso» de sus equipos.
Solar Orbiter, cuya misión está prevista hasta 2026, aunque puede prorrogarse pues está diseñada para durar hasta un década, ha contado además con la participación de empresa españolas como Airbus España, Alter Technology, Crisa, GMV, GTD, Sener y Thales Alenia.
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