Fotografía de un cilindro de gas doméstico en un comedor comunitario, el 25 de agosto de 2023, en Caracas (Venezuela). EFE/ Rayner Pena R

En varias zonas de Venezuela -el país con la octava reserva gasífera del mundo-, el suministro de gas para uso doméstico es intermitente, pese a que ya se han cumplido los tres meses que el presidente Nicolás Maduro dio a sus funcionarios para solucionar los «graves» problemas que se arrastran desde hace años en este servicio.

El pasado mayo, el jefe de Estado señaló que los estados afectados eran Yaracuy, Táchira, Carabobo, Barinas, Aragua, Bolívar y Trujillo.

Según el monitoreo que lleva a cabo el Observatorio Venezolano de Servicios Públicos (OVSP), «todavía existen deficiencias en el servicio de gas doméstico para agosto de 2023» en esas regiones.

Por su parte, el Monitor de Servicios Básicos del Observatorio de Gasto Público de la ONG Cedice Libertad señala que, en promedio, los tiempos de espera para recargar una bombona de gas -de la que depende la gran mayoría del país- son de hasta dos semanas en zonas urbanas, y de tres a cinco en sectores rurales, por lo que los ciudadanos tratan de dosificar el recurso o toman sus previsiones.

MERCADO NEGRO

Una de las dos bombonas con las que cuenta un comedor social en San Blas, un sector de Petare -la favela más grande de Venezuela-, está vacía, y a la otra «le quedan como dos días», dijo a EFE Anabel Rodríguez, coordinadora de este espacio, que da almuerzo a 65 niños de bajos recursos.

«Para nosotros, el suministro de gas es vital (…) Muchos de ellos (los niños) a veces llegan aquí donde no tienen ni siquiera un desayuno en su estómago. Esta comida es su primera comida del día, y a veces la única, por eso nosotros no nos paramos y buscamos siempre la manera», aseguró Rodríguez.

Explicó que, en esta comunidad, pueden pasar, mínimo, un mes sin poder recargar las bombonas, y no siempre hay disponibilidad para todos los habitantes. La última vez que pudieron hacerlo, de manera oficial, fue el 31 de julio.

«Eso nos causa la problemática de que a veces se nos acaba el suministro de gas y no tenemos para cocinar», dijo.

Para «no parar el servicio del comedor», ha tenido que recurrir al mercado negro, donde por un cilindro de 10 kilos, que por la vía oficial cuesta 30 bolívares (92 centavos de dólar), se paga -indicó- entre 5 y 10 dólares.

«Tenemos compañeras que por su zona cocinan a leña, pero nosotros aquí no tenemos un espacio, un terreno, para cocinar a leña», apuntó.

La espera es mayor en un poblado de Aragua (norte), donde los habitantes reciben el aviso para recargar la bombona «cada dos meses», aproximadamente, y luego de entregarla tienen que esperar «hasta dos semanas» para recibirla llena. Además, sólo permiten un cilindro por familia, señaló a EFE una residente.

Según el Monitor de Servicios Básicos, entre el 20 % y el 30 % de la población recibe gas directo, y el resto depende de las bombonas.

Una reciente encuesta elaborada por el observatorio a 2.300 personas en ciudades y zonas rurales reveló que el 60 % de los venezolanos consideran que el proceso de llenado de las bombonas es «inestable e incierto».

Además, el 65 % de los ciudadanos han optado por pagar tarifas extra para «obtener preferencias en el suministro».

LEVES MEJORAS

El investigador del Observatorio de Gasto Público, Raúl Córdoba, dijo a EFE que, en general, «las fallas continúan», aunque ha habido recientemente «indicios de mejora», que se han traducido en «un incremento en la frecuencia» de «uno o hasta dos días» en algunas zonas.

Sin embargo, persisten tiempos de espera que obligan a ciudadanos a «utilizar cocinas eléctricas» y, «en algunos casos, leña o fuego improvisado».

Además, muchas de las bombonas están «obsoletas» y «deterioradas» y no han sido reemplazadas. La empresa que puede fabricarlas, la estatal Siderúrgica del Orinoco (Sidor), «está teniendo inconvenientes de inversión» para producirlas, aseguró.

Según el estudio, «solo 2 de cada 10 bombonas tiene nuevo diseño y tecnología».

A juicio de Córdoba, tres acciones necesarias para recuperar el servicio son diagnosticar el problema, invertir y «modificar el esquema» de tarifas rezagadas, fijando precios que permitan cubrir costos de operación y mantenimiento.

Venezuela cuenta con «significativas» reservas de gas, que ascienden a 196 billones de «pies cúbicos normales», lo que ubica al país «entre los diez primeros a escala mundial».

El Gobierno achaca este y otros problemas a las sanciones internacionales, que también rechazan analistas, empresarios, opositores y varias ONG, que piden que estas medidas sean levantadas.

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