Miles de supervivientes del genocidio nazi siguen viviendo en Ucrania, donde sufren los efectos de una agresión militar rusa que no tiene visos de acabar pronto y temen acabar sus días como los empezaron: entre las sirenas y los bombardeos que el Kremlin ha vuelto a traer a Europa.
“Mi niñez empezó con la II Guerra Mundial y en mis últimos días vuelvo a tener que pasar por estas cosas horribles”, dice a EFE Valentina Kavsan, que en 1941, cuando tenía apenas dos años de edad, tuvo que marcharse de la ciudad ucraniana de Dnipró con su familia para huir hacia el este del avance nazi y refugiarse en Rusia.
A esta angustia que entró en su vida cuando todo parecía indicar que disfrutaría sus últimos años sin las convulsiones que marcaron su existencia y la de su familia se suma el miedo físico a ser alcanzada por los drones o misiles con que Rusia sigue atacando Kiev muchas noches.
Hace sólo unas semanas, la explosión de uno de estos proyectiles rompió las ventanas del edificio de Valentina. Una escuela situada en las inmediaciones también fue dañada en el ataque.
A menudo con problemas de movilidad y demasiado frágiles para hacer desplazamientos rápidos, los supervivientes ucranianos del Holocausto en raros casos pueden bajar a los refugios antiaéreos de sus edificios o al metro.
Muchos viven en casas antiguas sin ascensor, con refugios que ya fueron utilizados en la II Guerra Mundial y que apenas han sido renovados y vuelven a despertar en sus usuarios de más edad todas las pesadillas que creían haber dejado atrás con la paz que se impuso en Europa al término de la II Guerra Mundial.
“Las explosiones y las sirenas me hacen revivir miedos y sensaciones que creía haber dejado atrás”, dice a EFE en su apartamento de Kiev Dmitri Bobekski, un judío nacido en Polonia que perdió a sus padres en los campos nazis y creció en la Unión Soviética, con cuyas tropas invadió Hungría para sofocar la revolución de 1956.
Tanto Dmitri como Valentina reciben ayuda del American Jewish Joint Distribution Committee, más conocido como Joint o JDC.
Judíos europeos
Con los fondos que la Conferencia para las Reclamaciones Materiales Judías a Alemania (Claims Conference) recibe del país que perpetró el genocidio de los judíos europeo el JDC ofrece atención ayuda a domicilio y ayuda económica, médica y espiritual a los supervivientes, tanto en Ucrania como en el resto del mundo.
Según un estudio publicado esta semana por la Claims Conference, en Ucrania viven cerca de 7.400 supervivientes del Holocausto, un 3% de las víctimas judías del nazismo que aún viven en todo el mundo.
Los efectos de la invasión militar rusa han redoblado las necesidades de los supervivientes que son sin excepción personas vulnerables por su edad avanzada.
“Hay un miedo y una necesidad constantes”, dice sobre la situación que ha provocado la guerra Irina Emets, del centro de servicios sociales Hesed del JDC que funciona en Kiev.
Para responder a las nuevas circunstancias los voluntarios y empleados del JDC enseñan a los supervivientes ucranianos a utilizar dispositivos digitales con los que comunicarse, tanto para emergencias como para recibir apoyo emocional con videollamadas cuando no son posibles las visitas a domicilio.
Las sinagogas que funcionan en Kiev son otra fuente de apoyo para los supervivientes.
Una está dirigida por Jonathan Markowitz, rabino en jefe de la capital ucraniana. Nacido en el este de la actual Ucrania, Markowitz perdió a numerosos antepasados en el Holocausto, a manos de los nazis alemanes pero también de los vecinos ucranianos de sus ancestros.
Markowitz emigró a Israel con su familia y regresó a Kiev en el año 2000 tras 12 años sirviendo en la Fuerza Aérea israelí para reconstruir la vida judía en su tierra natal tras el genocidio nazi y la persecución soviética.
La sinagoga de Markowitz asiste a diario a un centenar de supervivientes del Holocausto.
“Esta guerra nos está enseñando que sólo cuando nos unimos podemos ser fuertes”, dice a EFE Markowitz sobre la importancia de la comunidad para los supervivientes y también sobre la relación entre los judíos de Ucrania y el resto de la población del país.
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