Tiburones
Foto: LVBP

37 años, 11 meses y 26 días. Detengan el contador, Tiburones de La Guaira volvió a ser campeón. En el guante de Danry Vázquez acabó la sequía más larga sin cubrirse de la gloria absoluta en la Liga Venezolana de Beisbol Profesional (LVBP), y la segunda de mayor extensión del Caribe.

Tiburones blanqueó 3-0 a Cardenales de Lara y cumplió con la máxima: todo equipo que gana los tres primeros encuentros de la Gran Final y pierde el cuarto, celebra en el quinto. Había ocurrido ocho veces anteriormente, de acuerdo con el periodista e historiador Tony Flores, y en esta oportunidad, no fue la excepción.

Tiburones ya tiene su octava corona.

El cardumen contó con un Ricardo Pinto en estado de brillantez absoluta. Por segunda apertura seguida lanzó siete entradas en blanco para encaminar el triunfo, convirtiéndose en apenas el segundo lanzador en la extensa historia de la LVBP que completa al menos 14.0 episodios sin recibir carreras en una final, siendo en el ganador en ambas presentaciones.

«Esto es lo más emocionante que he pasado en mi carrera. El agradecimiento es a Dios por mantenerme sano y al equipo por jugar duro. Lo que hice hoy y la salida anterior se lo debo a mi familia», dijo Pinto tras el último out, con el trofeo como el Jugador Más Valioso sostenido.

«La clave estuvo en mantenerme siempre agresivo contra los bateadores y confiar en mí. Pienso que eso fue lo que mantuvo en control».

El diestro fijó un nuevo tope personal de envíos en una aparición, con 99, siendo 59 de ellos en strike. Poncho a cuatro rivales, caminó a tres y recibió seis hits imparables, pero salió de aprietos al inducir 10 rodados en la velada.

«El slider y el sinker hoy me funcionaron muy bien. Trabajé en mi mecánica de pitcheo durante el receso de temporada para mejorar la agresividad en el montículo, eso me llevó al éxito», afirmó.

«En estos dos partidos no hablé mucho durante el juego, y creo que eso fue clave».

El momento álgido de su labor ocurrió en el quinto episodio. Allí, apenas con una ventaja de 1-0, otorgó boleto a Jecksson Flores y luego recibió sencillo de Ildemaro Vargas para ver llegar una amenaza de hombres en las esquinas sin outs.

Pinto hizo abanicar a Palacios con un slider bajo, dominó con un elevado hacia la inicial a Rangel Ravelo y sacó el pletórico cero recetando a Hernán Pérez.

«Mi intención nunca fue quedar como el Jugador Más Valioso. Solo quería ganar, porque teníamos más de 37 años sin quedar campeón», expresó la figura de la serie.

«Es algo muy especial para mí, por recibirlo de Robert Pérez, que fue un gran pelotero. Conseguirlo en mi segunda final es especial, porque en la anterior no jugué mucho».

El camino a la felicidad del litoral comenzó a definirse desde aquel quinto episodio, pero en la parte alta. Harold Ramírez se embasó ante Jhoulys Chacín por jugada de selección, y con dos outs en la pizarra salió al robo exitoso de la intermedia.

En ese escenario, Leonardo Reginatto bateó un podrido que superó al parador en corto Jermaine Palacios, para el 1-0.

«El momento hace muy especial este campeonato, mi segundo en Venezuela. La fanaticada esperó tanto tiempo por esto, que lo merecen más que nadie. Son muy fieles», admitió el brasileño.

«Estoy muy feliz de ser parte de todo esto desde el primer día de la temporada».

En el sexto, las cifras definitivas llegaron al marcador. Sencillo de Alcides Escobar, seguido de pasaportes negociados de Luis Torrens y Wilson García despidieron a Chacín, quien cedió el testigo a Rodrigo Benoit.

El dominicano golpeó a Yasiel Puig para el 2-0, y tras pasar por la guillotina a Harold Ramírez, Danry Vásquez pegó un sólido batazo en bote corto hacia el torpedero Palacios, a quien la bola le pegó en el pecho, y luego en el rostro, sin poder evitar el engome de Torrens.

«Somos campeones de Venezuela», resumió desbordado por la emoción Vásquez.

«El equipo se mantuvo unido a pesar de todas las cosas extraterreno. Vivo estos momentos con mucha adrenalina, la temporada pasada tomé el elevado para regresar a una final, y en esta, lo hago para levantar el título. No hay muchas palabras, más que agradecer a Dios».

La faena del pitcheo de Tiburones fue completada por el quisqueyano Emilio Vargas, quien lanzó el octavo acto, y por Arnaldo Hernández, que se encargó de retirar el noveno, para apuntarse el salvado.

El descalabro fue cargado a Chacín, quien permitió cuatro imparables y tres carreras, con un trío de pasaportes otorgados y un par de ponches en 5.0 tramos.

Arnaldo Hernández se apuntó el salvado del quinto juego de la Gran Final.

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