Cuenta la leyenda que en el siglo VIII había un roble consagrado a Thor, hijo del dios Odín, en la región de Hesse, en el centro de Alemania, Europa central. Cada año, durante el solsticio de invierno, el cual corresponde al instante en que la posición del Sol en el cielo se encuentra a la mayor distancia angular negativa del ecuador celeste, y dependiendo de la correspondencia con el calendario, el evento tiene lugar entre el 20 y el 23 de diciembre todos los años. Y en esta eventualidad se le ofrecía un sacrificio.

Esta cultura, además, coincidiendo con la celebración de la Navidad cristiana, donde  celebraba el nacimiento de Frey, Dios del Sol y la fertilidad, adornando un árbol que era llamado «Divino Idrasil» (Árbol del Universo), del cual se decía que en su copa se encontraba el cielo y en sus raíces profundas el infierno.

Fue en el año 740, que el misionero Bonifacio taló el Roble consagrado a Thor ante la mirada atónita de los lugareños y, tras leer el Evangelio, les ofreció un abeto, que es un árbol que proviene y es perteneciente a la familia de las pináceas, un árbol de paz que «representa la vida eterna porque sus hojas siempre están verdes» y porque su copa «señala al cielo».

Extendiéndose el cristianismo y luego de entender que existían tradiciones consideradas paganas que eran imposibles de erradicar, se buscó empatar dichas celebraciones. Pero esta vez los conversos tomaron la idea del árbol para celebrar el nacimiento de Cristo. A su vez, la forma de triángulo representa a la Santísima Trinidad.

El árbol fue adornado con manzanas (como símbolo de la tentación cristiana) y velas (la luz del mundo y la gracia divina).

Si bien, esta versión es la más difundida, existen otras como la de las comunidades celtas, griegas, y hasta una que dice que fue Martín Lutero quien impuso el pino en lugar del roble, como árbol navideño.

¿Cuándo llega la tradición del árbol de navidad a Venezuela?

Entendemos a los árboles como sagrados porque poseen una longevidad que nos supera, son dueños de un tiempo mayor al nuestro, y son capaces de alimentarnos.

Por eso para el hombre, el árbol es un compañero que no muere, es testigo de nuestros días; un testigo apacible y generoso que pasa de  ser una diminuta semilla a una colosal estructura capaz de alimentarnos, proveernos techo, transporte, líquido, y vida.

 Nuestra historia con el árbol no es distinta a la de otros pueblos, hemos reverenciado al árbol desde un tiempo que no conocemos. Los Pemones en el Amazonas señalan que Wadäka es el centro del mundo, un árbol que está lleno de peces y frutos, que al caer los regó por toda la tierra.

También está el mito del origen de la  palma moriche, que sustenta la vida de los waraos del Delta del Orinoco señala que encontraron a una pareja  en una tierra lejana, pero aun cuando éstos eran waraos no les dirigieron la palabra; al día siguiente al buscar  a la misma pareja la hallaron convertida en palma de moriche, lo que nos señala una relación igualitaria entre el árbol y la gente.

Y todavía más cercano a nosotros, en el Siglo XIX, Humboldt y Andrés Bello recogen el testimonio del samán “venerado por las antiguas gentes”.

La fidelidad al árbol, natural en el hombre, se va transformando con los siglos, el árbol no es poseído por el espíritu de la navidad, pero si nos conduce a introducirlos en nuestras fiestas, ya que la consciencia humana tiene sus escapes y formas de decir “sagrado”.

Es probable y sin mucho aspaviento que nuestros arboles solo se transformaron, entre 1912 y 1913 en el “Arbre de Noël”  o “árbol de Noël”, que se había introducido en Francia a principios del Siglo XIX y que probablemente gracias a las costumbres francesas adoptadas por Venezuela durante ese siglo se difunde dentro de las familias pudientes de Caracas.

Y luego de las primeras  explotaciones petroleras, cuando se establecen los asentamientos norteamericanos en suelo venezolano, es cuando el árbol de navidad se populariza en nuestro país.

¿Por qué se arma el árbol el 8 de diciembre?

8 de diciembre, se celebra el Día de la Inmaculada Concepción, también conocida  como la Purísima Concepción, este mismo día por tradición se arma el árbol de navidad el cual le rinde tributos a nuestra Virgen María por la forma en triangulo que tiene, esta costumbre se afianzó con el paso del tiempo. Y dicho Árbol se debe recoger el 6 de enero, día de los reyes.

 

Katiusca González Gutiérrez

Pasante

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