Evangelio del Día

“En aquel tiempo dijo Jesús: ¡Pobre de ti, Corazaín! ¡Pobre de ti, Betsaida! Porque si los milagros que se han hecho en ustedes se hubieran realizado en Tiro y Sidón, hace mucho tiempo que sus habitantes habrían hecho penitencia, poniéndose vestidos de penitencia, y se habrían sentado en la ceniza. Con toda seguridad Tiro y Sidón serán tratadas con menos rigor que ustedes en el día del juicio. Y tú, Cafarnaúm, ¿crees que te elevarás hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el lugar de los muertos. Quien los escucha a ustedes, me escucha a mí; quien les rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado.»

Reflexión hecha por Luis Perdomo Animador Bíblico de la Diócesis de Ciudad Guayana. Venezuela

La Iglesia universal celebra hoy, la fiesta entre otros santos, en honor a San Jerónimo, el gran Doctor Bíblico, traductor de la Sagrada Escritura, del hebreo y griego, al latín. Tres palabras para definir su vida: Penitente, Predicador y Varón de DIOS. Promovió la vida monástica al decidir vivir los últimos años de su vida en una gruta en Belén, a lado de donde nació nuestro Señor JESUCRISTO. Allí escribió un gran número de enseñanzas y comentarios o exégesis, sobre los Libros Sagrados. Nació en Dalmacia, hacia el año 340 y murió en Belén en el año 420.

Y la liturgia del día nos presenta el Evangelio de Nuestro Señor JESUCRISTO, según San Lucas, capítulo 10, del verso 13 al verso 16. En el que se narra una advertencia de JESÚS a tres ciudades, por su rechazo al Anuncio del Reino de DIOS. Advertencia que es hecha inmediatamente después de las instrucciones dadas por JESÚS a los setenta y dos discípulos enviados en Misión a Samaria,

Las tres ciudades censuradas en este texto, eran centros del comercio a partir de la navegación en el lago de Galilea, en comunicación con territorios gentiles cercanos. Corazaín y Betsaida se encuentran al norte de Cafarnaúm. Ellos cercaban comunidades judías, con sus sinagogas. Betsaida es la ciudad de Pedro, Andrés y Felipe, y Cafarnaúm es la ciudad donde JESÚS fue a vivir al comienzo de su ministerio, y se convirtió así en el centro de irradiación de sus actividades.

En contraste con ellas, son evocadas ciudades de los gentiles, Tiro y Sidón, de las cuales se podía esperar el arrepentimiento y la conversión. Por lo que puede decirse que, JESÚS, que es rechazado por aquellos que están instalados en el poder religioso y económico, es acogido por los pobres y humildes que se abren a la Novedad del Evangelio.

Es oportuno recordar, que en la Sagrada Escritura del Antiguo Testamento eran comunes las predicciones de los profetas contra naciones o ciudades adversarias a Israel o Judá. Durante el ministerio de JESÚS en Galilea y sus alrededores, este es un caso único de censura a ciudades habitadas por judíos. Y ya para el final de su ministerio, se hará también censura a Jerusalén, identificándola como «la ciudad que mata a los profetas.»(Lc 13,34).

Al confrontarnos con el texto, vemos que quienes escuchan a los discípulos de JESÚS, lo escuchan a Él y quienes desprecian a los discípulos lo desprecian a Él y también al PADRE que lo envió. El texto insiste en la centralidad de la escucha de la Palabra de DIOS, como clave segura para ver la instauración del Reino de DIOS en medio de una humanidad sedienta de justicia y de paz.

De allí que, la Palabra de DIOS, sigue resonando en nuestro mundo, carente de oídos para escuchar la Palabra que llama a la vida, la equidad y la paz, pero tan dispuesto para escuchar los mensajes que convidan al rechazo y al desprecio de los auténticos valores del Evangelio, auspiciando el aborto, la eutanasia y las uniones entre personas del mismo sexo.

Por eso es que, escuchando a JESÚS, y asumiendo una auténtica conversión, podremos vivir en una sociedad fraternal sin explotadores ni explotados, sin asesinos de inocentes disfrazados de progresistas, sin traficantes de la miseria y del dolor humano, que se aprovechan de la buena fe de la gente para subyugarlos y someterlos en sus proyectos miserables y egoístas. Y esto solo podremos hacerlo si entramos en una comunión de AMOR con el prójimo y con la Comunidad del AMOR que es DIOS TRINO Y UNO.

Señor JESÚS, danos un corazón ligero de equipaje, libre como el viento, capaz de Configurarnos Contigo, porque solo así seremos totalmente tuyos y podremos hacer realidad la transformación de estas realidades tan injustas, en un mundo donde se respete la dignidad de todos los seres humanos. Amén. 

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