Puede ser una bravuconada o una frase histórica: «Siempre gano títulos en mi segunda temporada», dijo Ange Postecoglou en una entrevista hace meses cuando peor estaba su Tottenham Hotspur.
Ahora, no es que los ‘Spurs’ estén mucho mejor, pero tienen la oportunidad de dar la razón al australiano y acabar, en San Mamés, su maldición de 17 años sin un título ante el Manchester United, equipo al que casi le interesa más el componente económico de esta final que el propio título.
Es, sin ninguna duda, una de las finales más curiosas de la historia de la competición. Se enfrentan en ‘La Catedral’, por nombre y por historia, dos equipazos que, sin embargo, son a su vez los peores ingleses de siempre en llegar a una final europea.
Mientras que el Tottenham es decimoséptimo en la Premier y tiró la toalla hace tiempo, el United solo está una posición por encima.
Los ‘Spurs’ han perdido 21 de 37 partidos esta temporada, en tanto que el United solo ha conseguido nueve puntos desde diciembre.
Que tengan la oportunidad de ganar un trofeo y de clasificarse a la Champions League la temporada que viene es un milagro de tal magnitud que en Inglaterra hasta se ha discutido la decisión de la UEFA de que el campeón de la Europa League juegue Champions.
Manchester United
Y es que ese premio de estar el año que viene en la máxima competición continental es el gran aliciente para los ‘Red Devils’, que financieramente se juegan mucho en esta final.
El United acumula pérdidas económicas en los últimos cinco años y ha llevado a cabo bastantes recortes en el último año, con cientos de despidos, para evitar entrar en bancarrota a finales de 2025.
Clasificar a la Champions puede suponer unos 100 millones de libras (120 millones de euros) adicionales para el United, una cifra que ayudaría a recomponer las cuentas del club, le salvaría de incurrir en violaciones del ‘fair play’ financiero y permitiría a Rúben Amorim reconstruir este equipo a su gusto.
Porque el portugués, llegado en noviembre en sustitución de Erik Ten Hag, no ha podido imponer su estilo, principalmente porque carece de los jugadores para ello. Ha dibujado un equipo con tres centrales y dos carrileros, pero entre las bajas en defensa, la falta de laterales potentes y una delantera, con unos decepcionantes Joshua Zirkzee y Rasmus Hojlund, ha sido incapaz de que tenga éxito.
Solo Bruno Fernandes, con pinceladas de Casemiro y el recuperado Amad Diallo, ilustran esa personalidad y coraje que antes caracterizaba al United.
Tottenham Hotspur
En el lado del Tottenham Hotspur está la predicción de Postecoglou, que no miente con que siempre ganó títulos en su segundo año, pero que nunca había tenido un reto como el de los ‘Spurs’, el equipo maldito en la Premier, con 17 años sin ganar un título.
El último, con el español Juande Ramos en el banquillo, en 2008. Una Copa de la Liga en la que la delantera titular de ese equipo eran Dimitar Berbatov y Robbie Keane. Ha llovido bastante.
Esta, sin embargo, es su segunda final europea en seis años, después de la perdida en 2019 contra el Liverpool, y la tercera en su historia contra un rival inglés.
En 1972, le ganaron la Copa de la UEFA al Wolverhampton Wanderers.
Esta Europa League puede ser un a vida o muerte para Postecoglou, que de no levantar este título podría no continuar la temporada que viene. El australiano, además, tiene tres bajas muy importantes en el centro del campo, las de James Maddison, Dejan Kulusevski y Lucas Bergvall.
En el United, la principal ausencia es la del defensa neerlandés Matthijs de Ligt, que no se ha recuperado a tiempo para este encuentro.
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