La edición de 2024 del Tour de Francia comenzará en Florencia el 29 de junio y acabará el 21 de julio en Niza, ascenderá los Apeninos y los Alpes italianos, los franceses, el Macizo Central y los Pirineos e incluirá dos contrarreloj, una de ellas el último día, y caminos pedregosos por vez primera en su historia.
Es la principal novedad de un recorrido desvelado este miércoles en París, el de una edición muy particular, la primera que comenzará en Italia, la primera que no acabará en París, para dejar la capital tranquila para los Juegos Olímpicos, que comenzarán cinco días más tarde.
«En el extranjero, Francia es conocida por París y por la Costa Azul. Sin la capital teníamos que ir a Niza, que además tiene una gran tradición ciclista», explicó este miércoles el director de la prueba, Christian Prudhomme, al presentar el recorrido.
Será el punto culminante de una carrera que tendrán en los caminos sin asfaltar uno de sus alicientes.
Strade Bianche, la inspiración
Inspirados en la clásica italiana Strade Bianche, esta novedad llegará en la novena etapa, víspera de la primera jornada de reposo, entre las viñas de la Champaña, donde los ciclistas deberán superar 14 tramos sin asfaltar, un total de 32,2 kilómetros, sobre las rutas de viticultores.
«Es una forma de romper la monotonía, de evitar que se encadenen etapas planas con final al ‘sprint’. No podíamos ir a tramos adoquinados, así que hemos acudido a estos caminos sin asfaltar, que constituyen la última gran novedad del ciclismo», explicó Prudhomme.
Además de la emoción deportiva, señaló que obligarán a los equipos a seleccionar a sus corredores en función de esa etapa, lo que constituye un aliciente suplementario. Los jefes de filas no podrán rodearse solo de escuderos para la montaña.
Junto a ellos, el Tour de 2024, que tendrá 3.492 kilómetros y un desnivel de 52.230 metros, atravesará Italia, San Marino, Francia y Mónaco, dos contrarreloj, la travesía de cuatro macizos con siete etapas de montaña y cuatro llegadas en alto.
Habrá un total de 27 grandes cimas, tres en los Apeninos, una en los Alpes italianos, 12 en los franceses, tres en el Macizo Central y ocho en Pirineos.
Tour menos montañoso
«Es un Tour menos montañoso que el del año pasado (que incluía 30 ascensos), pero eso no implica que sea menos duro», aseguró Prudhomme, que con este recorrido insistió en su búsqueda del equilibrio entre escaladores y rodadores, y que alertó sobre la dureza de la última semana.
Tras el inicio «más duro de la historia», 206 kilómetros entre Florencia y Rimini que atraviesan los Apeninos en un perfil totalmente accidentado, la alta montaña llegará «antes que nunca» en un Tour, a partir de la cuarta etapa que incluye el ascenso al Galibier, cuya cima se sitúa a 19 kilómetros de la meta de Valloire.
Será la primera de las dos visitas a los Alpes franceses, antes de descender a la Borgoña, donde la séptima etapa propone una crono de 25 kilómetros entre Nuits-Saint-Geroges y Gevrey-Chambertin, con una pequeña cota pero esencialmente plana, propicia para los especialistas.
El homenaje al general De Gaulle en Colombey-les-Deux-Églises, donde reposa su tumba, precederá a los caminos sin asfaltar en la Champaña, en una etapa con salida y final en Troyes.
Tras la jornada de reposo, el viento puede ser protagonista de la décima etapa, víspera de una jornada explosiva en el Macizo Central, totalmente situada entre los volcanes de Auvernia, con hasta cuatro ascensos en su tramo final, el último, con llegada a Le Lioran, con un desnivel medio de casi el 6 %.
Una clásica dentro del Tour que, tras dos jornadas de transición, aterrizará en los Pirineos, con dos finales en alto, uno en Saint-Lary-Soulan, tras haber ascendido el Tourmalet y la Hourquette d’Ancizan, y otro en el interminable Plateau de Beille y sus 15,8 kilómetros al 7,9 % de desnivel.
Final explosivo
Un segundo reposo y una jornada llana llevarán de nuevo los Alpes, con dos aperitivos de media montaña en Superdévouly y Barcelonnette, antes de afrontar Isola 2.000 a tres días del final.
Antes, deberán subir la Bonette, un puerto poco conocido al que se llega por una carretera construida exclusivamente para superar los 2.800 metros de altitud y que será la cima de la edición.
Sus 22,9 kilómetros al 6,9 % son también un guiño al fallecido Federico Martín Bahamontes, el primer ciclista que cruzó en cabeza este puerto, que solo se ha subido en cinco ocasiones.
La traca final tendrá lugar en los alrededores de Niza, con una etapa de alta montaña sobre las rutas de la París-Niza y final en el col de la Couillole, 15,7 kilómetros al 7,1 %, antes de la crono final que dará el último toque a la general final.
Con dos ascensos, La Turbie (8,1 kilómetros al 5,6 %) y Éze (1,6 kilómetros al 8,1 %) no permitirá dar rienda suelta a los vatios de los especialistas, aunque su final en plano, frente al Paseo de los Ingleses, no permite calificarla de cronoescalada.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!