Tras el Tourmalet, el gran atractivo de la edición de 2023, el Tour de Francia femenino subirá al Alpe d’Huez, con sus 21 míticas curvas como juez final de una edición que comenzará en los Países Bajos el 12 de agosto y que recorrerá Bélgica y el este de Francia.
Para no solaparse con los Juegos Olímpicos, el Tour femenino retrasó unas semanas su inicio y se desarrollará poco antes de los Paralímpicos.
Además, por vez primera empezará fuera de Francia, una forma de aliviar a las fuerzas del orden francesas sobrecargadas por la cita olímpica, explicó este miércoles la directora de la prueba, Marion Rousse, durante la presentación del recorrido.
Tour de Francia femenino iniciará un lunes
Los Juegos obligarán también a comenzar un lunes y, para mantener las ocho etapas de las dos primeras ediciones, los organizadores han propuesto un programa doble el martes 13, con 67 kilómetros planos por la mañana entre Dordrecht y Rotterdam, y una crono de 6,3 por la tarde en torno a esta última ciudad.
«Países Bajos tiene una gran tradición ciclista y grandes campeonas, era una evidencia que cuando nos propusimos comenzar en el extranjero sería allí», explicó Rousse.
Ese país acogerá tres etapas en dos días, totalmente llanas, antes de que la llegada a Bélgica accidente el perfil, con una jornada con final en Lieja que tomará muchas de las rutas de la clásica a la que da nombre esa ciudad.
La etapa siguiente comenzará, en Bastoña, en otra jornada accidentada que llevará al pelotón a Francia, donde la sexta etapa se desarrollará en los Vosgos, con final en Morteau.
Pero serán las dos últimas jornadas las que marquen la edición, en los Alpes, con dos finales explosivos, el primero en el Grand Bornand y sus 7 kilómetros al 5,1 % de desnivel.
Pero sobre todo el segundo, con meta en el Alpe d’Huez, que albergará el podio final, tras sus 13,8 kilómetros al 8,1 % de desnivel, la mayor dificultad propuesta en esta prueba femenina.
«La edición del año pasado nos demostró que las corredoras están preparadas para este tipo de dificultades», aseguró Rousse, mientras que Christian Prudhomme, jefe de ciclismo, aseguró que «en unos años este tipo de cuestiones no se plantearán».
Un salto importante
El ascenso al Alpe d’Huez supone «un salto adelante» en la dificultad, ya que antes subirán el Glandon, lo que acumula casi 4.000 metros de desnivel positivo, 900 más que en la etapa del Tourmalet del año pasado.
Con la prestigiosa llegada al más conocido de los puertos de los Alpes, el Tour femenino ha querido «dar un golpe de efecto» en un año muy deportivo.
«Entre los Juegos Olímpicos y los Paralímpicos temíamos que buscar un final de prestigio y pocos tienen tanto como el Alpe d’Huez», explicó Prudhomme.
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