Tyriq Withers tuvo que recurrir a sus raíces como atleta para sumergirse junto al legendario comediante Marlon Wayans (‘Scary Movie’) en el lado más oscuro del deporte en ‘Him’, un suspense que se atreve a discernir la ambición, la vulnerabilidad y el éxito en una de las esferas más exigentes del ser humano.
«Sabía lo que era desear algo con tantas ganas y someterte a un régimen para alcanzarlo», admite el actor estadounidense.
El exjugador de fútbol americano universitario, su experiencia le valió para transformarse en Cameron Cave, un joven y prodigioso atleta que atraviesa su primera crisis de confianza tras el ataque de un fanático perturbado.
Su ambición por llegar a lo más alto despega cuando su ídolo de la infancia, el legendario campeón Isaiah White (Wayans), lo invita a entrenar a sus remotas y misteriosas instalaciones, descendiendo a un mundo de terror oscuro.
Dirigida por Justin Tipping, el proyecto, que se estrena este viernes en la gran pantalla en Estados Unidos y partes de Latinoamérica, «fue una oportunidad para contar una historia y demostrar lo que tenía que demostrar como actor», cuenta Withers.
«El entrenamiento físico para esta película me puso en forma mental y emocionalmente. Para pasar por tanto entrenamiento, la mente tiene que estar muy concentrada y ser constante, porque no es fácil presentarse seis días a la semana, dos veces al día, y aprender a lanzar un balón», precisa.
Ten cuidado con lo que deseas
Si bien prepararse para encarnar a un deportista de élite como Cameron Cave sometió al actor a unas duras exigencias físicas, lo más complicado fue vivir con la vulnerabilidad de su personaje cuando se adentra en el mundo de su referente.
«Ten cuidado cuando conoces a tus ídolos. Creo que es algo saludable respetar de verdad el arte de alguien, pero cuando los colocas en un pedestal para que se conviertan en dioses, entonces es cuando puede convertirse en un problema», advierte.
La película «explora la definición de tu propio camino al éxito o incluso tu definición de éxito, porque esta historia trasciende los deportes», añade.
Para Withers, esta película podría ser cualquiera persona tratando de alcanzar el Olimpo y un testimonio «para ceder ante tus principios y llegar a donde necesitas estar».
«No nos enseñan a usar las emociones. Nos enseñan a desahogarnos en el campo, a no enojarnos por no anotar un ‘touchdown’ o a golpear» y, por ello, lo más aterrador de la película reside «en los momentos suaves y tranquilos de verdadera emoción humana», dice.
A los sentimientos encontrados que genera la película se suma una de las mayores complejidades que tiene el personaje Withers: la falta de una figura paterna en su vida. «Vivir en esa veracidad de cómo se veía el dolor en su compleja relación con su padre» fue uno de sus mayores retos.
Tanto Withers como su personaje comparten el mismo afán de perfeccionismo que se transfiere en ‘Him’. «Cualquier lanzamiento de fútbol americano fue emocionalmente desafiante», reconoce.
«Realmente quería lograr un lanzamiento perfecto, una espiral perfecta en cada toma. Y creo que tuve que llegar a un punto emocional para no juzgarme realmente, porque cuando entré en ese mundo fue cuando empecé a frustrarme conmigo mismo», sentencia el actor.
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