El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, EFE/EPA/SERGEY DOLZHENKO

Renunciando esta vez a su habitual estilo asertivo y directo, el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha evitado los reproches a la nueva administración estadounidense por su decisión de suspender por un plazo de 90 días el envío de nueva ayuda internacional a todos los países del mundo con las excepciones de Israel y Egipto.

Consciente de la importancia de ganarse el favor del presidente estadounidense, Donald Trump, para seguir recibiendo armamento y llegar en una posición de fuerza a unas eventuales negociaciones de paz con Rusia, Zelenski ha optado por aceptar la situación y buscar otras fuentes de financiación hasta que termine la auditoría a la ayuda que ha pedido Trump en los tres meses de pausa.

Tras recibir un informe sobre los proyectos afectados en Ucrania, Zelenski ordenó esta semana a su administración y al Gobierno cubrir las necesidades más urgentes con los escasos fondos propios que le quedan al Estado ucraniano, que se ha visto obligado a invertir todo lo que recauda en defensa.

Además, Zelenski ha ordenado que se intensifiquen los contactos con los europeos para que la UE y los países miembros asuman la responsabilidad de los proyectos clave paralizados por la decisión de Trump.

Consultas también con EE.UU.

Al mismo tiempo, la jefa adjunta de la oficina presidencial ucraniana Irina Vereshchuk ha anunciado que prepara consultas con EE.UU. para garantizar la continuidad de la financiación, calificando la medida de Trump de “inesperada” y “preocupante”.

“Mientras estabilizamos la situación, los equipos de los proyectos deben mantener su personal y sus logros”, ha declarado Vereshchuk con la esperanza de que Washington continúe prestando esta ayuda a Ucrania tras la auditoría.

El jefe de un centro de análisis ucraniano que trabaja desde hace meses en mejorar el concepto que se tiene de Ucrania en el entorno inmediato de Trump y pide el anonimato por lo delicado de la cuestión sospecha que el nuevo presidente de Estados Unidos podría utilizar esta congelación de la ayuda como una medida de presión sobre Kiev de cara al proceso negociador que ha prometido impulsar.

El activista cree que la interrupción del flujo de ayuda a nivel global ha pillado por sorpresa tanto a las autoridades ucranianas como a muchos integrantes de la nueva administración republicana, que no esperaban una decisión tan drástica en este sentido.

Críticas de la sociedad civil

Mientras, desde la sociedad civil y el mundo de las oenegés advierten del impacto que tendrá la interrupción de la ayuda de EE.UU. y lamentan la precipitación de la decisión y la falta de transparencia sobre los criterios que se utilizarán en la auditoría.

“Un cambio tan rápido y drástico de políticas y objetivos sin tomarse el tiempo de definir claramente lo que significa invita a cuestionar los motivos”, dice a EFE Alessia Volpe, una especialista en gestión humanitaria que ha trabajado en Ucrania y otros países en proyectos financiados por la agencia de cooperación de EE.UU., USAID.

Volpe cuestiona también la validez de la distinción entre la ayuda crítica para salvar vidas -que Washington ha decidido seguir ofreciendo durante estos 90 días- y la que no lo es, al considerar que ignora la complejidad de los procesos de asistencia humanitaria.

En el caso de Ucrania, Zelenski ha identificado los programas de EE.UU. dedicados a promover la descentralización de las capacidades de generación eléctrica en Ucrania como una de las áreas afectadas clave. USAID ha hecho llegar a Ucrania decenas de turbinas de gas para producir electricidad y compensar así el déficit provocado por los constantes ataques rusos al sistema eléctrico.

El apoyo a los hospitales y a los veteranos de guerra heridos que no han podido volver al frente y el trabajo para la agilización del tránsito de mercancías en las fronteras son otras de las áreas para las que Kiev busca financiación urgente.

Más abajo en la lista de prioridades están capítulos como la ayuda a los medios de comunicación que hasta ahora ha ofrecido USAID. Algunos de las principales cabeceras dedicadas al periodismo de investigación en Ucrania han dejado de recibir apoyo financiero de Estados Unidos, lo que podría afectar a su capacidad de destapar casos de corrupción y abusos de poder.

En un comunicado al que ha tenido acceso EFE, el director de la Fundación para el Desarrollo de los Medios, Eugene Zaslavski, prevé que sólo una veintena de las 250 publicaciones locales que funcionan en Ucrania puedan seguir funcionando en la situación actual.

“Corremos el riesgo de perder un discurso local significativo, que podría ser reemplazado por propaganda y guerra informativa”, señala Zaslavski, que advierte también de los puestos de trabajo que, como en otros sectores, podrían perderse si dejan de llegar fondos en un contexto ya de por sí difícil. 

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