Con casi 250.000 edificios dañados o destruidos en Ucrania y sus residentes necesitados de ayuda urgente, voluntarios se involucran para acometer reparaciones de emergencia; ONG y familiares ofrecen alojamiento temporal y el Estado impulsa programas de compensación a gran escala.
Tasia, de 68 años, vive desde hace dos años en un refugio temporal construido gracias a financiación polaca. Mientras habla con EFE, la mujer sigue repitiendo la misma frase: «Lo más importante es que estamos vivos».
Sin embargo, apenas puede contener las lágrimas al recordar cómo la invasión rusa cambió su vida.
Era el pueblo de su familia, Rivnopillia, donde tuvo lugar la primera batalla entre las fuerzas ucranianas y rusas cerca de Cherníguiv. Toda la familia, incluida su nieta recién nacida, estaba escondida en un sótano cuando un proyectil ruso alcanzó su casa.
En medio del caos y los continuos bombardeos, la familia sólo pudo observar impotente cómo se quemaba su hogar hasta los cimientos.
Esperando un nuevo hogar
Después de dos años Tasia espera que el programa de compensación del Estado la ayude a reconstruir su casa. Todos aquellos que han perdido su vivienda tienen derecho a recibir un certificado de indemnización que les ayude a comprar una nueva casa o, en el futuro, a financiar la construcción de una nueva vivienda en su terreno.
Sin embargo, el programa se encuentra en sus primeras etapas y hasta el momento sólo 250 de más de 9.000 solicitantes han adquirido nuevas viviendas. Su implementación depende en gran medida de la disponibilidad de fondos en un momento en el que el Estado se centra en financiar la defensa y las garantías sociales básicas.
Es probable que la mayoría de las nuevas construcciones se realicen sólo después de que termine la guerra. Se necesitarán 76.000 millones de euros en los próximos 10 años, según estimaciones conjuntas del Gobierno ucraniano y el Banco Mundial (BM).
Por ahora, algunos residentes de las casas destruidas solicitan ayuda a organizaciones benéficas que instalan pequeñas construcciones temporales en sus patios.
«Aquí había dos casas hasta que un misil ruso las destruyó por completo y mató o hirió a sus propietarios», dice Yuri Tkachenko, jefe adjunto de la comunidad local, mientras muestra a EFE dos construcciones de este tipo en el cercano pueblo de Novi Bilous.
Con Rusia como vecino no pueden estar seguros de lo que sucederá mañana, pero la vida tiene que continuar y la gente necesita un lugar donde vivir, dice.
Los voluntarios acuden a ayudar
Si bien algunos propietarios pudieron reparar sus casas recurriendo a sus ahorros, otros tuvieron que depender de la ayuda de voluntarios.
En la aldea de Yagidne, donde la mayoría de los edificios sufrieron daños antes de que los rusos se retiraran hace casi dos años, la iniciativa «Dobrobat», «un batallón de construcción voluntario», ha desempeñado un papel clave.
Se ha centrado en una restauración rápida, que incluye volver a techar las casas, reparar ventanas rotas y reconstruir paredes.
«La gente ha empezado a regresar ahora que sus casas fueron reparadas. El Estado ha proporcionado materiales y los voluntarios han hecho el trabajo», indica a EFE Olena Shvydka, jefa de la comunidad local.
Sólo en Yagidne se han restaurado 82 viviendas dañadas gracias a la iniciativa y los esfuerzos se extienden ya a siete regiones ucranianas.
Más de 40.000 personas de diferentes ámbitos de sociedad civil han solicitado participar, dice su director general, Dmitró Ivanov, incluidos algunos que llegaron de otros 27 países para ofrecer sus destrezas y su tiempo de forma gratuita.
«Este proyecto es solidario. A menudo son las ideas las que unen a la gente mejor que cualquier dinero», subraya a EFE.
La iniciativa también busca reunir a los representantes de las autoridades estatales y locales, voluntarios y empresas a nivel regional para crear un enfoque conjunto para la reconstrucción.
Según él, sin proyectos como «Dobrobat», Ucrania tendría dificultades para la reconstrucción.
El país necesitaría 1,5 millones de trabajadores de la construcción en los próximos 10 años, mientras que antes de la invasión sólo trabajaban 300.000 en el sector, de acuerdo con Ivanov.
¡Síguenos en nuestras redes sociales y descargar la app!