Las Vegas, Estados Unidos. El púgil cubano Yordenis Ugás se ha convertido en el gran centro de atención del mundo del boxeo desde que fue elegido como el rival que se enfrentará este sábado, al legendario filipino Manny Pacquiao, en combate estelar con el título del peso welter en juego.

Ugás, uno de los muchos deportistas cubanos, que decidieron abandonar su país para poder progresar en sus respectivas carreras profesionales, siempre había soñado con alcanzar la meta de vivir la experiencia de una velada como la que le espera frente a Pacquiao, en la meca boxística de Las Vegas y ante todo el mundo.

Ugás deseaba tanto tener la oportunidad de lograr su sueño que para eso tuvo que arriesgar su vida tras protagonizar hasta seis intentos de desertar de su país, lo que también le costó ir a la cárcel, a pesar de ser un medalla de bronce olímpica en Pekín 2008.

Cuando en el 2010 al final logró su objetivo de abandonar Cuba y llegar a México después de dos peligrosos días en un bote pequeño, para luego trasladarse a Miami, su libertad personal tuvo un alto precio que pagar como fue estar por nueve años sin poder ver a su familia, incluida su madre.

«Este ha sido un largo camino para mí», declaró Ugás a los periodistas. «Obviamente, me enteré de que estaba peleando contra Pacquiao en poco tiempo. Pero estoy agradecido por la oportunidad y estoy listo para aprovecharla al máximo».

De hecho, las dos décadas de arduo trabajo y sacrificio de Ugás, de 35 años, finalmente dieron sus frutos en un instante a principios de este mes.

El estadounidense Errol Spence Jr., el aclamado campeón de peso welter programado para pelear contra Pacquiao en un programa de pago por evento el sábado por la noche en el T-Mobile Arena, descubrió que tenía un desprendimiento de retina durante un examen físico previo a la pelea que exigió la Comisión Atlética del estado de Nevada.

Spence necesitaba cirugía, y Pacquiao (62-7-2, 39 KOs) necesitaba rápidamente un nuevo oponente antes de regresar a su trabajo diario, que probablemente incluye una inminente candidatura a la presidencia de Filipinas.

Ugás (26-4, 12 nocáuts) estaba programado para pelear en la cartelera, y ya tenía un cinturón de peso welter que la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) le había quitado a Pacquiao. Finalmente estaba en el lugar perfecto, en el momento ideal para pelear y recibir un pago con el potencial de cambiar su vida.

Con demasiada frecuencia en su vida y carrera, Ugás había estado en el lugar equivocado. Ahora que tiene el descanso que persiguió durante tanto tiempo, Ugás está decidido a no desperdiciarlo.

«No hay excusas de cara a esta pelea», admitió Ugás. «He estado en esta posición antes de una pelea con poca anticipación, aunque obviamente nunca contra un peleador del calibre de Pacquiao. Sin embargo, no tengo preocupaciones».

Aunque a Ugás le ha resultado doloroso en el pasado cuando su vida no encajaba con el futuro que había imaginado, ha pasado lo suficiente como para apreciar una oportunidad como esta sin permitir que lo consuma.

Su carrera profesional ha estado plagada de altas y bajas después de iniciarla con marca invicta de 11-0, pero Top Rank lo liberó sin ceremonias en 2012 después de su primera derrota profesional, una derrota por decisión dividida en la que no lució lo suficientemente listo para la promoción del legendario Bob Arum.

Luego, Ugás se alejó del boxeo competitivo durante dos años, de 2014 a 2016, tras las derrotas consecutivas por decisiones que consideró injustas.

Lo anterior le costó entrar en una etapa de depresión que lo llevó a vivir en Nueva Jersey, comiendo sopa de 25 centavos de dólar, y ver cual era su camino fuera del boxeo.

Encontró la salvación en su compatriota Aroldis Chapman, el cerrador estelar de béisbol, de los Yanquis de Nueva York, que ama el boxeo y patrocina informalmente a los luchadores desertores de su tierra común.

Ugás dice que Chapman le pagó para que se mudara a Las Vegas para reanudar su entrenamiento, y regresó al cuadrilátero en agosto de 2016 con la primera de ocho victorias consecutivas.

Una derrota debatible por decisión dividida ante Shawn Porter en 2019 le impidió ganar el título de peso welter del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), pero mejoró sus acciones en el mundo del boxeo al incorporarse con Premier Boxing Champions, lo que le ha dado plataformas regulares, y gracias a la desafortunada lesión de Spence, está en posición de tomar el escenario más grande de todos.

Pero además cuenta con razones para creer que tiene más que una oportunidad de lograr un gran triunfo ante el senador filipino de 42 años, que vuelve a pelear después de estar el mayor tiempo alejado de los cuadriláteros en sus 25 años de profesional.

Por si lo anterior no fuese suficiente, Ugás también tiene la motivación especial de que el sábado no solo se va a enfrentar a uno de los grandes púgiles de todos los tiempos sino que también estará representando a millones de cubanos que dentro y fuera del país luchan por recuperar la «libertad» y un triunfo sería la mayor compensación que podría recibir.

EFE noticias

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