Barcelona.- Una vacuna contra la malaria, la RTS,S, podría favorecer la adquisición de inmunidad natural contra el parásito que causa esta enfermedad tropical, que en 2017 causó unas 435.000 muertes en todo el mundo según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Según un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), un centro de investigación impulsado por «la Caixa», esta vacuna contra la malaria podría favorecer la producción de una serie de anticuerpos protectores tras la infección del parásito.

Los resultados del estudio, publicado en «BMC Medicine», identifican qué antígenos (fragmentos proteicos) podrían incluirse en el diseño de futuras vacunas multivalentes, que son más eficaces.

El ISGlobal ha recordado en un comunicado que la inmunidad contra un patógeno puede adquirirse de manera natural, es decir, tras la exposición natural al mismo, o gracias a una vacuna.

En ocasiones, subraya este centro de investigación, los mecanismos tras estos dos tipos de inmunidad no son los mismos, particularmente en el caso de parásitos con ciclos de vida complejos, como el «Plasmodium falciparum», el parásito que causa la malaria.

Vacuna avanzada

El equipo de Carlota Dobaño, investigadora de ISGlobal, lleva varios años estudiando la respuesta inmune inducida por la RTS,S, la vacuna más avanzada contra la malaria que se implementará este año a gran escala en África subsahariana.

El estudio ha analizado cómo afecta la RTS,S, la vacuna más avanzada contra la malaria, a la inmunidad natural adquirida posteriormente contra el parásito que causa la enfermedad, el «Plasmodium falciparum», que se transmite por una picadura de mosquito.

Los antígenos que han identificado en esta investigación son capaces de crear anticuerpos protectores que reducen la mitad del riesgo de contraer malaria, una enfermedad que es la primera causa de mortalidad infantil en África.

“Hasta ahora, la gran mayoría de los estudios de la RTS,S se han concentrado en evaluar respuestas específicas de la vacuna, no en evaluar su influencia sobre respuestas hacia otros antígenos del parásito”, ha explicado Gemma Moncunill, última autora del estudio.

Tres perfiles

El equipo investigador ha analizado muestras de suero obtenidas de un total de 195 niñas y niños en Ghana y Mozambique, vacunados o controlados, que participaron en la fase 3 del ensayo clínico de la RTS,S y a los que siguieron durante 12 meses.

Se estudiaron los niveles y tipo de anticuerpos dirigidos contra un total de 38 fragmentos proteicos (o antígenos) del parásito, antes y después de la vacunación, incluyendo la proteína CSP que es el único antígeno del parásito que contiene la vacuna RTS,S.

Los investigadores han encontrado tres perfiles de respuestas de anticuerpos frente a estos 38 antígenos: los que disminuyen tras la vacunación, los que no cambian y los que aumentan.

Los anticuerpos del tercer grupo, los que aumentan, han reducido la mitad el riesgo de contraer malaria.

Estos anticuerpos protectores reconocen mayoritariamente a antígenos expresados por las fases del parásito que circulan en la sangre y que infectan a los glóbulos rojos.

«Pensamos que la eficacia parcial de la RTS,S permite que, cuando hay exposición posterior al parásito, el nivel de la infección sea suficientemente bajo para favorecer la producción de estos anticuerpos protectores. Este efecto se apreciaría sobre todo en regiones con niveles moderados de transmisión. Estos resultados indican que los antígenos en cuestión podrían incluirse en futuras vacunas multivalentes, más eficaces». ha subrayado la investigadora Carlota Dobaño.

EFE

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