Santiago de Chile.- Con unas 30.000 personas saltando a la vez, el décimo día de protestas en Chile reivindicó su voluntad pacífica este domingo en un concierto que tuvo como clímax «El baile de los que sobran», el tema del grupo Los Prisioneros que se ha convertido en el himno de las masivas manifestaciones.
A pesar de que el concierto fue convocado con apenas 24 horas de anticipación, familias enteras de chilenos llenaron la explanada del Parque O’Higgins, de Santiago, para reclamar paz al ritmo de artistas locales como Cami, Moral Distraída, Illapu y, por supuesto, Los Prisioneros, la guinda del cartel, que actuaron con los dos miembros que siguen en activo, Claudio Narea y Miguel Tapia.
Como si de un «Woodstock» a la chilena se tratara, con fogonazos nostálgicos de la música que se escuchaba durante la dictadura, el concierto resultó una tregua musical después nueve días seguidos de tensión, toques de queda, disturbios y vandalismo que paralizaron al país en la mayor ola de protestas de su era democrática.
Entre canción y canción se sucedieron los cánticos de la gente como «El que no salte es ‘paco’ (carabinero)» y el ya extendido «Chile despertó, Chile despertó», lema de estas protestas tras casi 30 años de un letargo social en el que se agudizaron las desigualdades.
MINUTO DE SILENCIO POR FALLECIDOS
Uno de los momentos más emotivos llegó en el minuto silencio que se guardó por los al menos 19 muertos que han dejado estas protestas, entre ellos tres peruanos, dos colombianos y un ecuatoriano, y de los que al menos cinco del total fueron presuntamente a manos de agentes del Estado.
A ello se suman no menos de mil detenidos, la mitad de ellos por armas de fuego, y más de 6.000 detenidos, según las cifras de la Fiscalía.
Durante esos instantes sin bullicio, el público permaneció con las manos alzadas entre la multitud de pancartas y banderas que reunían todos los reclamos de estas protestas, desde mejores pensiones y salarios hasta la salida del presidente Sebastián Piñera y una nueva Constitución.
Tampoco faltaban los rostros sobre tela del expresidente Salvador Allende (1970-1973) y del cantautor Víctor Jara, cuya canción «El derecho a vivir en paz» se cantó desde las casas durante los toques de queda como ocurría durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
LAS LETRAS DE LOS AÑOS 80, MÁS VIGENTES QUE NUNCA
Tras los discursos de los representantes de sindicatos, estudiantes y otras organizaciones, donde intervinieron los tres periodistas argentinos que el sábado fueron retenidos en el aeropuerto de Santiago por la Policía de Investigaciones, las vibraciones llegaron al límite con Los Prisioneros.
«Se acabó el tiempo de Piñera y de los parlamentarios, es el tiempo de nosotros. Necesitamos nuevos líderes y organizarnos», dijo el guitarrista Claudio Narea al iniciar la actuación.
Las letras de este emblemático grupo del rock latinoamericano de los años ochenta que ya hablaban del incierto futuro de los jóvenes chilenos se han vuelto anacrónicas y han calado hondo en las nuevas generaciones, que se sienten plenamente identificados con ellas.
Así, temas como «¿Por qué no se van del país?» y «La voz de los 80» parece que fueron compuestos para ser cantados en esta ocasión al unísono con fervorosa pasión, cuyo momento sublime fue «El baile de los que sobran», entonado como el himno del amplio sector de la sociedad chilena que se siente marginado por las élites.
«NADIE NOS QUISO AYUDAR DE VERDAD»
«Únanse al baile de los que sobran, nadie nos va a echar de más, nadie nos quiso ayudar de verdad», reza el coro que retumbó en Santiago al mediodía, la parte de la canción con la que la gente se ve más reflejada, desencantada con su clase política, tanto de izquierdas como de derechas.
Así se puso la guinda a este concierto que reafirmó el tono pacífico que se impuso en las protestas después de la histórica manifestación de 1,2 millones de personas que colapsó el centro de la ciudad el viernes.
Echado el telón, el público volvió a sus casas a prepararse para una nueva semana de grandes movilizaciones, entre ellas una que el martes pretende llegar al Palacio de La Moneda, sede del Gobierno, para presionar a Piñera para que dimita, porque «esto no ha terminado», como el público decía en otra de sus consignas.
Fernando Gimeno EFE
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