Asunción.- Las impresoras 3D del laboratorio FabLab de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte (FADA) de la Universidad Nacional de Asunción (UNA), trabajan las 24 horas para producir máscaras y paliar el déficit de productos sanitarios ante la crisis del coronavirus en Paraguay.
Hilos de poliácido láctico (PLA) amarillo fluorescente, fucsias o verdes se transforman en cuestión de horas en piezas de las máscaras de acetato que FabLab comenzó a donar hace semanas a hospitales, y que ahora también cuenta con peticiones de bomberos, policías, fiscales y ONG, dijo Ricardo Meyer, decano de la FADA.
Meyer, junto con un equipo de seis personas en el laboratorio y otras seis encargadas de la logística, trabajan contrarreloj con sus 13 máquinas, algunas de ellas donadas y otras en préstamo, para fabricar unas 300 máscaras por semana, unas 1.200 al mes, todavía lejos de las 10.000 máscaras que el Ministerio de Salud estima necesarias para el personal de blanco.
«Realmente no estamos dando abasto. Estamos solicitando más máquinas para poder llegar a toda la población (…). Es muy importante para nosotros poder aumentar esa producción y poder atender. Estamos limitando las cantidades porque queremos llegar a todos, por lo menos con un número mínimo de mascarillas, porque son lavables, son reutilizables», aseguró Meyer.
Para alcanzar las 10.000 máscaras, FabLab necesitaría unas 50 máquinas de impresión, y así se lo han hecho saber al Gobierno para colaborar ante la emergencia, pero Meyer todavía espera «tener una respuesta» del Ejecutivo.
El silencio administrativo no ha paralizado su trabajo, ya que cuentan con el respaldo de donaciones de materiales, maquinarias y, ahora también, aportes económicos para garantizar la producción.
En este laboratorio, las impresoras no dejan de funcionar mientras los estudiantes voluntarios y profesores ensamblan el acetato en las piezas de colores y las preparan para su distribución.
«Hay una prioridad por orden de pedido, por orden de llegada de la gente y ahí hay que meter otro factor, que es el tamaño del hospital, para ver la cantidad que le podemos dar en una primera entrega», indicó.
«También recibimos pedidos de gente particular y ahí trabajamos con canje. Le pedimos a la gente que done insumos y, a cambio, le facilitamos a algunas máscaras y el resto de la producción la donamos. Estamos funcionando de esa manera», agregó Meyer.
Temor a la escasez de material
Las máscaras producidas en el FabLab de la FADA-UNA solo requieren filamentos de PLA, acetato e impresoras, pero ante el parón económico y productivo mundial el equipo de Meyer teme que los materiales comiencen a agotarse.
El decano de la FADA reconoció que «esa es la principal preocupación ahora porque hay muy pocas empresas distribuidoras» y ya han empezado a pensar en un plan B si la escasez apremia.
La solución sería reutilizar las piezas defectuosas, triturarlas y volver a darles formas de filamento, listo de nuevo para la impresión.
El otro as en la manga pasaría por recurrir al tereftalato de polietileno (PET), que se encuentra en las botellas de plástico, para poder convertirlos en hilos para imprimir, aunque eso «lleva un tiempo de proceso» y por el momento solo es «un proyecto».
Cambio de dinámica
Los miembros del FabLab ven en esta producción de máscaras una forma de saldar, como universidad pública, «una deuda gigantesca con la sociedad».
La crisis del coronavirus también ha cambiado su esquema de trabajo, al pasar de ser un espacio para la investigación interna y de formación universitaria a un pequeño centro de producción para dar respuesta la demanda generada por la crisis.
«Es una frontera que no está explorada y con esta visibilidad que ganamos, creo que en el futuro vamos a tener otra dinámica y que tenemos potencialidad para llevar adelante un montón de proyectos», manifestó Meyer.
Entre esos proyectos ya han recibido encargos para imprimir boxes de intubación, e incluso cuentan con las máquinas, cortadoras láser y fresadoras necesarias-
Pero por el momento se centrarán en satisfacer la demanda de máscaras en Paraguay, con ocho muertos y 174 contagiados por el coronavirus, según los últimos datos del Ministerio de Salud.
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