El expresidente colombiano Álvaro Uribe (2002-2010), condenado en primera instancia a 12 años de cárcel en régimen domiciliario por los delitos de fraude procesal y soborno en actuación penal, recibió este martes varias visitas de políticos y empresarios en su finca ubicada en el municipio de Rionegro, departamento de Antioquia (noroeste).
«Con la honrosa visita de Mario Hernández, ejemplo de generación de empleo, y el joven y valioso concejal Alejandro de Bedout», escribió Uribe en X junto a una fotografía en la que aparece acompañado de ambos en su finca.
Mario Hernández es un reconocido empresario colombiano, fundador y dueño de la marca de marroquinería de lujo que lleva su nombre, y Alejandro de Bedout es un concejal de Medellín.
Poco después, también lo visitó el expresidente conservador Andrés Pastrana (1998-2002) quien compartió imágenes del encuentro y agradeció la hospitalidad de Uribe y su esposa Lina Moreno.
«Además de expresarle mi solidaridad, conversamos sobre varios temas de actualidad en los que coincidimos», señaló Pastrana, quien en los últimos años ha mantenido una postura crítica frente al actual Gobierno de izquierdas que lidera Gustavo Petro.
La hacienda de Rionegro
La finca de Uribe en Rionegro está dotada de todos los servicios y de modernos equipos de comunicaciones que, en los últimos meses, permitieron a Uribe seguir desde su estudio la mayor parte de las audiencias del juicio en el que fue condenado.
Allí fue donde recibió al sacerdote jesuita Francisco de Roux, quien presidió la Comisión de la Verdad de Colombia, que buscó su punto de vista sobre el conflicto armado para elaborar el informe final que publicó en 2022 ese organismo, creado por el acuerdo de paz firmado entre el Gobierno y la extinta guerrilla de las FARC en 2016.
Desde allí Uribe también seguía recibiendo a su círculo cercano en la política e incluso a deportistas destacados como los futbolistas internacionales colombianos Yerry Mina, Juan Guillermo Cuadrado y Jefferson Lerma.
También ha sido un lugar en el que ha comparecido en numerosas ocasiones ante la prensa para hablar sobre temas de coyuntura e incluso del caso por el que fue condenado.
Sin embargo, esta vez las visitas se producen en un momento judicialmente crítico para el exmandatario, que cumple su detención domiciliaria por orden de una jueza de Bogotá.
La condena
Uribe, de 73 años y líder del partido de derecha Centro Democrático, fue sentenciado el pasado viernes, además de a los doce años de prisión, a una multa de más de 822.000 dólares y la inhabilitación para ejercer cargos públicos durante más de ocho años, en lo que se convirtió en la primera condena contra un expresidente en Colombia.
Este lunes, el Tribunal Superior de Bogotá denegó una solicitud de medida provisional presentada por su defensa para suspender la detención, aunque aclaró que sigue en estudio de fondo la acción de tutela interpuesta para lograr su libertad inmediata mientras se resuelve la apelación.
El equipo legal de Uribe sostiene que la sentencia «transgredió derechos fundamentales como la dignidad humana, el debido proceso, la presunción de inocencia y la libertad», por lo que buscan que se conceda el amparo de la tutela y se frene temporalmente la condena.
La defensa tiene plazo hasta el 13 de agosto para presentar la apelación ante el Tribunal, que debe pronunciarse a más tardar el 16 de octubre, fecha en la que prescribe la acción penal.
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