Fotografía de archivo del detalle de las manos de una enfermera al preparar una dosis de una vacuna contra la fiebre amarilla. EFE/Sebastião Moreira

Durante años se ha sospechado que existía una relación entre el herpes zóster y la demencia. 

Ahora, una investigación publicada en la revista Nature aporta evidencia contundente: vacunarse contra el virus de la varicela-zóster podría reducir el riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa, especialmente en mujeres.

El estudio, realizado en Gales durante siete años, comparó dos grupos de personas mayores de 80 años y encontró que las mujeres vacunadas mostraban una disminución del 20 % en el riesgo de demencia. En los hombres no se alcanzaron resultados estadísticamente significativos, explica DW en Español.

Más allá de una erupción dolorosa

El herpes zóster, también conocido como culebrilla, es causado por la reactivación del virus de la varicela, que permanece inactivo en el sistema nervioso tras la infección. 

 

Sus síntomas incluyen fiebre, fatiga, inflamación de nervios y una dolorosa erupción cutánea.

Aunque la vacuna evaluada en el estudio (Zostavax) ya no se usa de forma rutinaria por su menor efectividad, los investigadores destacan que el hallazgo ofrece una nueva perspectiva sobre el impacto del virus en el cerebro y el potencial protector de la inmunización.

Vacunación: ¿una nueva estrategia contra la demencia?

El neurobiólogo Martin Korte, líder del equipo de investigación, destacó que esta es la mejor prueba hasta la fecha del vínculo entre una infección viral y el riesgo de demencia. 

“El estudio aporta una explicación biológica sólida: al reducir la neuroinflamación causada por procesos autoinmunes, se protege particularmente a las mujeres”, explicó.

Peter Berlit, secretario general de la Sociedad Neurológica Alemana, considera que el efecto preventivo de la vacuna justifica replantear las recomendaciones actuales. 

“Merece la pena debatir si la vacunación no debería indicarse de forma general a partir de los 50 años, al menos en mujeres”, afirmó.

¿Quién debería vacunarse?

Actualmente, la vacuna contra el herpes zóster se recomienda a mayores de 60 años o a personas inmunocomprometidas desde los 50. 

La nueva versión, Shingrix (no viva), se administra en dos dosis separadas por un intervalo de dos a seis meses.

Korte sostiene que ampliar el acceso a la vacuna beneficiaría a todas las edades: “Hay pocas cosas más dolorosas que un herpes zóster grave. Cuanto antes se vacune una persona, antes podría reducirse su riesgo de desarrollar demencia”.

Este estudio abre la puerta a nuevas líneas de investigación sobre el rol de las infecciones virales en las enfermedades neurodegenerativas y refuerza la importancia de la prevención desde una perspectiva integral de salud.

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