España.- Algunas variantes genéticas implicadas en la predisposición a la hipertensión arterial son clave en la entrada del Sars-CoV-2 en las células y se relacionan con la gravedad de la enfermedad, según un estudio del Instituto Murciano de Investigación Biosanitaria Virgen de la Arrixaca de Murcia, en el este de España.

Entre los factores clínicos relacionados con la gravedad de la covid-19 se encuentra hipertensión arterial. Por ello, el proyecto se centró en estudiar variantes genéticas frecuentes en la población y que influyen en la facilidad para que la persona desarrolle hipertensión, para analizar si también se encontraban en los pacientes COVID atendidos en las UCI o que fallecieron a causa de la enfermedad.

El trabajo, coordinado por el laboratorio de cardiogenética del IMIB, que dirige María Sabater, partió de la experiencia del equipo sobre alteraciones en genes del sistema renina-angiotensina-aldosterona y su relación con la hipertrofia ventricular. Curiosamente, se trata de genes clave para la entrada del coronavirus en las células.

Para confirmar esta posible relación se recogieron 318 muestras de cuatro grupos de personas que habían evolucionado de forma diferente al infectarse de SARS-CoV-2: casos leves que pasaron la enfermedad en casa, pacientes que precisaron ingreso en hospital pero no en UCI, aquellos que necesitaron medidas invasivas en UCI y, finalmente, casos en los que los pacientes fallecieron.

Se seleccionaron ocho variantes genéticas (o polimorfismos) que hacen que tres proteínas sean algo distintas en diferentes personas. El mayor interés estuvo centrado en la ECA2, que es la proteína a la que se fija el coronavirus como una cerradura para entrar en la célula e infectarla.

Estas variantes o polimorfismos producen pequeños cambios en esa ‘cerradura’ que facilitan o dificultan la entrada a la célula.

Los resultados de este trabajo mostraron que cuatro polimorfismos en el gen ACE2 se encontraron asociados con la gravedad de la COVID-19 de forma independiente de la edad, el sexo y las comorbilidades.

La presencia de dos de ellos aumentaba 2,5 veces el riesgo de precisar un ingreso en la UCI o fallecer mientras que otros dos tenían un efecto protector, lo que reduce a la tercera parte el riesgo de desarrollo de un ingreso complicado.

De confirmarse estos resultados en investigaciones a mayor escala, el estudio de estos polimorfismos podría ayudar a predecir qué pacientes presentan mayor riesgo de complicaciones cuando se infectan por COVID-19 y facilitar un ingreso precoz o un tratamiento más intensivo en la fase inicial de la enfermedad.

Por otro lado, quienes tengan polimorfismos protectores podrían llevar seguimiento en su domicilio con mayor tranquilidad.

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