Caracas.- En Venezuela desde mediados del año 2019 se ha normalizado las transacciones con dólares en efectivo, pero con una excepción, los establecimientos comerciales -por decisión propia- no aceptan divisas en «mal estado», rotos o rayados, con la excusa de que no podrán cambiarlos en los bancos.
Así lo reportó este jueves el portal de noticias Aporrea en un trabajo original de Noticias al Día.
Afirman que los comerciantes obligan a los consumidores a gastar todo el billete de dólar, porque supuestamente no hay cambio, además de exigir un billete en el mejor estado posible.
En Estados Unidos, lugar de origen de esta moneda global, no existe ninguna restricción comercial con respecto al billete que se entrega en los diferentes locales.
“Es completamente normal que te reciban un billete en mal estado. Recuerdo que la primera compra que hice cuando llegué a EEUU, fue en Burguer King, con un billete de 10 dólares, que no me habían recibido en Venezuela», aseguró María Romero, una marabina que paso las navidades con sus hijos en el país norteamericano.
Por su parte, Clara señaló que al llegar a Estados Unidos, depositó en un banco todos los billetes viejos y rayados que no le quisieron recibir en los comercios de Venezuela. En una oportunidad, alguien comentó que estos billetes en mal estado, fueron comprados por menos de su valor real para luego ser depositados en el extranjero.
En Venezuela, la situación es diferente. En los comercios, se vive un infierno a la hora de pagar, a veces, los productos quedan tirados en las cajas y los clientes se retiran molestos e indignados, ya que o te obligan a gastar todo el billete, pues dicen que no hay para dar cambio o devuelven el billete por ser viejo o estar rayado.
Ante la crisis, Venezuela ha sufrido una dolarización de facto para proteger los ingresos de los trabajadores, los cuales, en la mayoría de los casos, se otorgan en dólares por el impacto de la hiperinflación.
Sin embargo, esto en vez de ser una solución, parece que más bien es un problema. Quienes trabajan ocho horas para ganarse unos pocos «verdes» que apenas les alcanza para medio comer, deben lidiar también con la viveza de los comerciantes.
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