Pescado frito
Una persona llevando una bolsa de pescado. Fotografía: Wuilmer Barrero (NPD)

La venta de pescado frito en el sector de Cambalache ha disminuido en los últimos años, debido a la falta de combustible y crisis económica del país que impide que las personas puedan llegar a esta zona. En 2018 aun las ventas eran buenas, sin embargo; el año pasado y el que va en curso se evidencia la soledad en cada silla de estos puestos de comida.

Cambalache es un sector que se encuentra muy apartado de la ciudad y las personas que habitan aquí, con el pasar de los años, han tenido que ingeniárselas para subsistir, ya que se les dificulta salir de la zona diariamente.

Algunos vivían del vertedero improvisado que estaba en el sitio, mientras que otros de la pesca y venta de esta proteína que sacaban del río Orinoco.

«Hace unos seis años, nuestras ventas eran increíbles; nosotros en un fin de semana podíamos vender fácil 50 kilos de pescado frito, con este negocio yo levanté mi familia», dijo Rafael Cardozo, dueño del negocio «Rafa Cardozo» que todavía permanece abierto.

Cardozo reconoció que su mayor anhelo es que los guayaneses vuelvan a visitar el sector como lo hacían cada fin de semana, para disfrutar de un buen pescado fresco en familia o entre amigos.

Rafael Cardozo, propietario de uno de los negocios de venta de pescado.

Cinco kilos de pescado frito

Sobre la venta de 50 kilos de pescado frito cada fin de semana, Cardozo expresó a Nueva Prensa Digital con desánimo que, ahora, si acaso alcanza a vender solo cinco kilos.

La pandemia del covid-19 que inició en el año 2020 fue una decaída para la mayoría de los venezolanos, pero más todavía para los dueños de negocios que con tanto esfuerzo habían levantado.

«En los tiempos de pandemia era peor, instalábamos las mesas y sillas en la mañanita así permanecían durante todo el día, sin ser llenadas», contó.

Mesas vacías

Del mismo modo, aseguró que la falta de combustible en la ciudad es otro contratiempo para que las personas puedan visitar Cambalache y disfrutar de un pescado frito.

Cardozo destacó que varios de sus clientes han hecho hincapié en este factor que está perjudicando a muchas personas que desean visitarlos.

A pesar de los contra, Rafael afirmó no se mudaría al centro de la ciudad, porque el atractivo es comer a la orilla del río.

«Nosotros creemos que la economía de nuestro país va a mejorar, y en algún momento tendremos las sillas de nuestro negocio tan llenas como hace diez años», concluyó.

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