Alonso, a pocos días de cumplir 42 años, se ha convertido en la sensación de una temporada en la que, de momento, nadie le tose a Red Bull. Pero el doble campeón mundial asturiano -con seis podios, tercero en el Mundial- ha puesto de moda en España el ’33’. Una cifra que alude a la que sería su siguiente victoria en la categoría reina. Que -por qué no- podría llegar en el Hungaroring. Un circuito indisolublemente ligado a la sobresaliente trayectoria del nuevo capitán de Aston Martin, en el que siempre han pasado muchas cosas dignas de mención.
EN HUNGRÍA SIEMPRE PASAN ‘COSAS’
Desde su primera victoria, en 2003, hasta el ‘bombazo’ informativo del año pasado -al anunciar al día siguiente del Gran Premio su fichaje por la escudería de Silverstone-; pasando por una de sus más brillantes actuaciones infructuosas (bajo la lluvia), en 2006, y el estallido de la ‘guerra civil’ en McLaren, un año después (el del debut del inglés Lewis Hamilton, de aquella su vecino de garaje); unir el nombre de Alonso al del Hungaroring pocas veces ha dejado de ser motivo de alto interés.
Red Bull lidera con claridad ambos campeonatos; y pocos dudan de que este año repetirá el ‘doblete’ de títulos de la temporada pasada. El neerlandés Max Verstappen, apuntando a un tercer título seguido, ganó ocho de las primeras diez carreras. Su compañero, el mexicano Sergio Pérez, las otras dos.
Pero Alonso, tercero en el certamen y primero de entre los ‘terrenales’ -que optimiza recursos como nadie- está al acecho. Y, en espera de fallos o despistes de los pilotos de la escudería austriaca, apuntará de nuevo a la tan ansiada victoria ’33’ en Hungría. Diez años y dos meses después de la anterior: ante su afición, en Montmeló (Barcelona). En el Gran Premio de España de 2013.
PRIMERA VICTORIA Y RECORD DE PRECOCIDAD
Alonso vuelve al circuito de su primer gran éxito. Donde corrió por primera vez hace 22 cursos. En 2001. Cuando, con el peor monoplaza de la parrilla, un Minardi, dejó por detrás a cuatro coches en la calificación y se retiró, por un problema de frenos, en la decimotercera prueba de ese año. Una carrera que ganó el alemán Michael Schumacher -junto a Hamilton, único séptuple campeón mundial-, encarrilando su tercer título: el primero de los cinco seguidos que se anotó con Ferrari.
Tras pasar 2002 como probador, en Hungría -primer país del antiguo bloque comunista que albergó un Gran Premio; en 1986, cuando aún existía el ‘telón de acero’- Fernando logró, una temporada después, el primero de sus 32 triunfos. Que fueron los 32 de España a lo largo de toda su historia en la categoría reina hasta que hace poco más de un año el madrileño Carlos Sainz -que también buscará el éxito este fin de semana- se anotase con su Ferrari el Gran Premio de Gran Bretaña; en Silvertone. Escenario, en 1950, de la primera carrera de la historia de la F1.
La trayectoria de Alonso está indisolublemente ligada al Hungaroring. No sólo por ser el circuito en el que más cumpleaños ha celebrado (esta vez no será así: soplará velas en Spa-Francorchamps, Bélgica, la próxima semana) y por haber festejado aquí su primer éxito. Doblando al mismísimo ‘Kaiser’ y batiendo récord de precocidad. Con el equipo que comandaba el italiano Flavio Briatore, que culminó la obra iniciada por su padre, José Luis: el hombre que educó a un hijo al tiempo que forjaba a un campeón diferente.
En 2004, un año después de esa primera victoria y con la ‘Alonsomanía’ totalmente desatada en España -que estaba viviendo algo inimaginable tan sólo unos años antes-, Fernando acabó tercero en las afueras de la bella capital húngara.
CANTANDO BAJO LA LLUVIA
Los dos años que ganó Mundiales, curiosamente, no puntuó en Hungría. Pero en 2006, el de la revalida, dejó para la historia unas imágenes fascinantes.
Sancionado con dos segundos -uno en cada una de las dos sesiones que de aquella tenía la calificación-, Alonso salió decimoquinto; y en unas primeras vueltas espectaculares y escalofriantes bajo el diluvio, rebasó, sin visibilidad, a todos. Para colocarse líder. Antes de que una tuerca mal puesta provocase la salida de un neumático, por lo que el ovetense acabó retirado; y España celebrando otra cosa: el segundo puesto del barcelonés Pedro de la Rosa, hoy ‘embajador’ de Aston Martin y que ese día firmo su único podio en la F1.
GUERRA CIVIL EN MCLAREN Y EPISODIO OSCURO EN 2007
El año del debut de Hamilton, 2007, fue el del caos interno en McLaren, que había fichado a Alonso para llevarse el ‘1’ a Woking, donde coincidiría con el ahora séptuple campeón mundial inglés. Ese curso acabó como el rosario de la aurora; pero la guerra civil entre las ‘flechas de plata’ estalló en Hungría. Donde siempre pasan cosas.
Alonso había sido el mejor en una calificación en la que hubo una fuerte discusión entre Ron Dennis (el entonces jefe de equipo) y Hamilton sobre quién debía tener la última vuelta en calificación. De forma muy sorprendente, los comisarios analizaron los incidentes, de caracter interno; y siete horas más tarde, la clasificación oficial confirmó la provisional: con el crack asturiano -acompañado en aquella ocasión por el fisioterapeuta italiano Fabrizio Borra, que también fue increpado por el patrón de McLaren- en la ‘pole’. Pero, en uno de los episodios más oscuros -nunca mejor dicho- de la F1, ya de noche se anunció, sin especificar claramente los motivos, que Fernando sería sancionado con la pérdida cinco puestos en parrilla.
El campeón español perdió de esa forma un triunfo seguro -que se anotó el británico- y, de paso, el Mundial de 2007, que, casi de rebote, se acabaría llevando a Ferrari, en la última carrera, el finlandés Kimi Raikkonen. Que, a fecha de hoy, sigue siendo el ultimo campeón de la ‘Scuderia’ .
SIETE AÑOS ENTRE DOS PODIOS, ÚLTIMA VUELTA RÁPIDA HASTA LA FECHA
El que era su penúltimo podio hasta que arrancó esta temporada, en 2014 -cuando fue segundo, a bordo de un Ferrari-, lo consiguió en el Hungaroring; y tuvieron que pasar siete años hasta que el genial piloto asturiano volviese a subirse, hace dos y en Qatar, al cajón.
Su hasta ahora última vuelta rápida en carrera, que data de 2017, la logró, en su segundo periplo en McLaren, asimismo en Hungria. Donde siempre pasan cosas. Como hace dos años, cuando efectuó, conteniendo a Hamilton, una impagable -y poco agradecida- labor de equipo en favor de su entonces compañero, el francés Esteban Ocon, que ese día festejó su primera -y hasta ahora única- victoria en la F1.
BOMBAZO INFORMATIVO: FICHAJE POR ASTON MARTIN
Hace un año protagonizó el gran ‘bombazo’ informativo de la temporada. Fuera de las pistas, esta vez. Reventando de golpe la así denominada ‘silly season’, que refiere en inglés al espacio de tiempo en el que, habitualmente, en espera de confirmaciones, se prodigan los rumores. De nuevo en Hungría. Donde siempre pasan cosas. Esta vez, justo antes de las vacaciones.
El cuádruple campeón mundial Sebastian Vettel anunció su retirada el jueves, en el Hungaroring; y, cuando (casi) todo el mundo esperaba una inminente renovación con Alpine, Alonso anunció el lunes después de la carrera -que acabó octavo, en otra exhibición de Verstappen: ganador saliendo décimo- que fichaba, ocupando la plaza que dejaba vacante el alemán, por Aston Martin. Una escudería que acabó séptima el pasado Mundial de constructores y que en estos momentos le discute el segundo puesto en esa clasificación a la hasta hace bien poco muy dominante Mercedes.
Alonso, que rebosa talento y energía, también posee una interminable capacidad de sorprender: incluso, hasta a los más refinados exegetas del alonsismo. Ninguno de ellos supo del cambio de equipo hasta que se oficializó. Y nadie hubiese apostado, a principio de año, por los seis podios que lleva el genio astur a estas alturas.
En el Hungaroring, un circuito de curvas lentas -que no le van nada mal al coche verde-, los Red Bull serán, de nuevo favoritos. Pero que nadie dude de que, como fallen, Fernando estará ahí. Apuntando a ‘la 33’. En Hungría. Donde siempre pasan cosas.
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