Bruselas.- El sector agroalimentario está aguantando en general bien el impacto de la pandemia de coronavirus, aunque hay sectores que lo sufren con más dureza, en particular el del vino, la carne de vacuno y los productos lácteos, según un informe de la Comisión Europea.
El documento, que pasa revista a las perspectivas a corto plazo para los mercados agrícolas de la UE, señala que el sector se está adaptando de forma eficiente a «los retos sin precedentes» del momento, gracias en parte a las ayudas de Bruselas.
El confinamiento «ha modificado la demanda de alimentos desde el comienzo de la crisis» y la tendencia a almacenar, junto con el cierre de restaurantes, bares y hoteles «está teniendo un impacto directo en los productores agroalimentarios», dice el informe.
Mientras ha aumentado la demanda de alimentos básicos como la pasta, el arroz, la harina, las frutas y las verduras en bote, ha caído sin embargo la de los productos «de alto valor, como los cortes de carne de calidad, el vino y los quesos especiales».
El consumo global de vino de la UE se ha visto muy afectado por las medidas para combatir la pandemia, ya que mientras las ventas minoristas están aumentando, el consumo en restaurantes y bares «se ha detenido».
«Este cambio en el consumo está afectando negativamente principalmente a los vinos espumosos y de alto valor», según el informe, que augura una caída de las exportaciones de vino de la UE de un 14 % entre 2019 y 2020.
La carne de vacuno, cuya producción ya bajó en 2019 «debería disminuir aún más en 2020», dice en informe, que explica el impacto sobre el sector por la falta de venta a restaurantes o a carnicería en supermercados.
No ha pasado lo mismo con otras producciones, como la avícola, que siguió creciendo en 2019 gracias a la creciente demanda y la de carne de cerdo, que debería crecer ligeramente con una demanda sostenida de Asia, debido a los impactos de la peste porcina africana, especialmente en China.
Por otra parte, en el caso de los lácteos el pico de producción ha coincidido con el brote de coronavirus, lo que ha tenido un fuerte impacto a la baja en el precio.
Además, el cierre de los servicios de alimentación y los mercados de productores ha afectado negativamente a «algunos productos de alto valor añadido».
En cuanto a las frutas y hortalizas, se espera que la demanda de la UE de manzanas frescas sea superior a la media gracias a un mayor consumo interno.
El impacto de la crisis en las naranjas será limitado, ya que la temporada de cosecha está llegando a su fin y «la demanda de naranjas frescas y jugo de naranja ha aumentado recientemente».
Por otra parte, según el informe se espera que la producción de azúcar en la UE disminuya ligeramente, así como el consumo, pese a un cierto aumento en el consumo doméstico.
En el caso del aceite de oliva, las importantes existencias hacen que la disponibilidad general siga siendo alta.
«Tras la aplicación de medidas de confinamiento, las ventas minoristas de aceite de oliva aumentaron, especialmente en los países productores de la UE. Esto, junto con los precios bajos, debería conducir a una recuperación del consumo en esos países», añade.
Por otro lado, Bruselas publicó este lunes un informe sobre los productos agroalimentarios y bebidas protegidos en la UE como «Indicaciones Geográficas», cuyo valor de ventas ascendió a cerca de 75.000 millones de euros en 2017.
El estudio concluye que el valor de ventas de un producto con un nombre protegido es de media el doble que el de otro producto similar sin cerfificación.
El listado de Indicaciones Geográficas de la UE incluye 1.470 productos de toda la Unión.
Las indicaciones geográficas representan el 15,5 % de las exportaciones de productos agroalimentarios de la Unión.
Los vinos son el producto más importante en ese ámbito y Estados Unidos, China y Singapur los principales destinos de estos productos.
EFE
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