Bogotá.- Un joven herido gravemente por la Policía este sábado, durante la tercera jornada de protestas contra el Gobierno de Colombia, aumentó la tensión social en el país, en donde la noche cayó al ritmo de batucadas, «velatones» y cacerolazos con los que la gente llama a la paz y expresa su inconformidad.
El ataque, que desató otra ola de movilizaciones, ocurrió en el centro de Bogotá, donde decenas de personas protestaban pacíficamente pero un miembro del Escuadrón Móvil Antidisturbios de la Policía (ESMAD) disparó una bomba aturdidora que golpeó la cabeza del joven, que fue trasladado al Hospital San Ignacio.
«Manifestamos nuestra preocupación por el uso desmedido de la fuerza por parte del ESMAD en manifestación en Bogotá. Su accionar ha dejado un joven de 18 años gravemente herido. Solicitamos a la fuerza pública valorar sus acciones de cara al respeto de los derechos humanos», afirmó la Defensoría del Pueblo en su cuenta de Twitter.
El hecho generó críticas de varios sectores, que lo consideraron exceso de fuerza de parte de la Policía, criticada por esta y otras acciones contra personas que se manifiestan pacíficamente.
De igual forma caldeó los ánimos de los habitantes de la capital, quienes posteriormente con cacerolas, banderas e instrumentos musicales exigieron al Gobierno, por tercer día consecutivo, una respuesta a sus demandas sociales y económicas.
TENSIÓN PROGRESIVA
Bogotá amaneció en normalidad después de una noche de tensiones por rumores sobre posibles saqueos a edificios residenciales pese al toque de queda declarado por la Alcaldía para prevenir desórdenes.
El comercio abrió sus puertas sin ninguna novedad y el servicio de transporte público inició sus operaciones normales en gran parte de la ciudad, a excepción de algunas estaciones del sur que fueron destruidas el viernes en los ataques de vándalos.
Según las autoridades, en todo el país han sido detenidas 337 personas, 29 de ellas extranjeras, por lo que hicieron un llamado para evitar la xenofobia, pues inmigrantes venezolanos han sido acusados por la gente de cometer actos ilícitos.
Para evitar nuevos desmanes en Bogotá, el Gobierno nacional y las autoridades locales decidieron mantener en las calles la presencia del Ejército, que patrullaron la ciudad con el apoyo de tanquetas.
ECOS PARA EL DIÁLOGO
Embajadores de la Unión Europea celebraron que el Gobierno colombiano haya decidido reunirse con los sectores que convocaron las manifestaciones, mientras que más de 500 organizaciones sociales instaron al presidente Iván Duque a que avance en la transformación «que demanda el país».
Este pedido se dio a raíz del anuncio de Duque de que la próxima semana se reuniría con todos los sectores políticos y sociales, si bien hoy adelantó su agenda.
«Mañana (domingo) con alcaldes y gobernadores electos de todo el país iniciaremos conversación nacional. Este lunes lideraremos mesa de trabajo con Comisión Nacional de Concertación Laboral. En el transcurso de la semana continuaremos diálogos con diferentes sectores sociales», manifestó el presidente en Twitter.
CRÍTICAS A LA POLICÍA
El ataque al joven Dylan Cruz, de 18 años, cuyo estado es «crítico, con un pronóstico neurológico reservado», fue criticado por varios sectores, como el partido FARC (Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común), que culpó al ESMAD del hecho y propuso «estar unidos más que nunca, no más violencia. El paro nacional sigue y resiste».
Minutos después del hecho, el presidente Duque afirmó en redes sociales que lamentaba que Cruz «haya resultado herido durante los hechos que se presentaron hoy en el Centro de Bogotá» y dijo que ordenó investigar de forma urgente el caso para «esclarecer rápidamente lo sucedido y determinar responsabilidades. Nuestra solidaridad con su familia».
Por su parte, la Procuraduría General (Ministerio Público) abrió una indagación disciplinaria para esclarecer el caso y advirtió de que el ESMAD «no estaría permitiendo las concentraciones», lo que viola la Constitución.
CIERRE FESTIVO
Al caer la noche del sábado, miles de colombianos tomaron una vez más las calles del país para protestar contra las políticas del Gobierno con un ambiente festivo y con la música como principal arma.
En Bogotá, los habitantes de barrios del sur, norte y oeste coparon de nuevo las calles para con cacerolas e instrumentos de viento y percusión crear un ambiente festivo con el que pidieron que se detenga la violencia policial.
De igual forma, en Cali las cacerolas reemplazaron a los tambores y al ritmo de salsa los caleños bailaron en la plaza del Concejo Municipal, animados por voces que gritaban «Que viva el paro».
Entre tanto, en las caribeñas Cartagena y Barranquilla la noche se vio iluminada por velas que los habitantes encendieron en plazas públicas ante la mirada de turistas y acompañados de mensajes como «Si no hay justicia para el pueblo que no haya paz para el Gobierno».
Daniel Suárez Zarta EFE
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