Caracas.- En el Gobierno de Pedro Sánchez se ha instalado el pesimismo sobre el futuro de Repsol en Venezuela. Fuentes diplomáticas dan por hecho a Vozpópuli que la petrolera abandonará el país sudamericano “a corto plazo” ante la amenaza de sanciones por parte de Estados Unidos y los continuos problemas en la producción, unos hechos que han llevado a la empresa española a reducir en los últimos años gran parte de su exposición patrimonial en dicho país.
El Ministerio de Asuntos Exteriores, que dirige Arancha González Laya, considera que Repsol está “de salida”, con una actividad “muy limitada” y en medio de una situación política en Venezuela que no se prevé que mejore en los próximos meses.
Las elecciones legislativas que Nicolás Maduro ha anunciado para el 6 de diciembre no reúnen las condiciones mínimas para que sean consideradas limpias, según EEUU y la UE, y la oposición liderada por Juan Guaidó puede quedarse sin el control de la Asamblea Nacional, un escenario que seguramente creará aún más inestabilidad.
El Ejecutivo español ha constatado también en los últimos meses que la Administración Trump no ha aflojado la presión para evitar que la petrolera española sucumba a la última oferta del chavismo. Además, la perspectiva de que Joe Biden venza en noviembre tampoco es halagüeña pues los demócratas no planean cambios significativos en la política norteamericana hacia Venezuela.
La agencia Bloomberg publicó en enero que, ante el colapso económico y las rígidas sanciones, el Gobierno de Maduro analizaba la privatización de la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PVDSA). Y que representantes gubernamentales habían mantenido ya conversaciones con la rusa Rosneft, la española Repsol y la italiana Eni.
Aquel movimiento de Caracas se produjo justo la víspera del polémico viaje de la vicepresidenta de Maduro, Delcy Rodríguez, a Madrid y diferentes medios de comunicación especularon con la posibilidad de que la ‘número dos’ del régimen bolivariano tuviese intención de ver a representantes o emisarios de la compañía española en las catorce horas que iba a durar su escala en territorio español. Una posibilidad que este medio nunca pudo confirmar.
Advertencias de Washington
La Administración Trump no tardó en advertir de que cualquier tipo de colaboración internacional con el sistema de Maduro sería castigado. “Repsol nunca ha querido situarse en contra de las sanciones y siempre ha respetado la posición de Estados Unidos”, recordó hace unas semanas Elliott Abrams, el representante de la Administración Trump para Venezuela.
“¿Puede Maduro presionar al Gobierno español vía Repsol?”, se preguntó a sí mismo Abrams en una rueda de prensa. “Pueden tratar de hacerlo, pero, con franqueza, Repsol es una gran compañía con muchos intereses en Estados Unidos, y es lógico que Maduro trate de presionar por Repsol, pero no diría que tendrá éxito”, resumió.
Mientras que Repsol ha evitado al ‘abrazo’ de Maduro con su oferta sobre PVDSA, la rusa Rosneft ha tomado el camino contrario y su presencia en Venezuela es ahora mucho mayor que hace unos meses. “Rusia verá que su apoyo a Maduro no es gratuito”, advirtió el representante de Trump para Venezuela.
Mercado prioritario
Repsol tiene en Venezuela uno de sus principales mercados, del que obtiene aproximadamente el 10% de su producción anual, así que una decisión de este tipo tiene que ser muy meditada. La compañía que preside Antonio Brufau participa en el país en dos empresas mixtas de petróleo (que operan en total cuatro bloques, con concesiones que vencen entre los años 2031 y 2035) y dos empresas mixtas de gas (la última de sus concesiones vigentes finaliza en 2036).
En sus últimas conferencias con analistas, el consejero delegado de la petrolera, Josu Jon Imaz, ha insistido en lanzar un mensaje positivo sobre Venezuela, “un país al que miramos con optimismo”. No obstante, la grave situación de Venezuela ha llevado a Repsol a acelerar la reducción de su exposición patrimonial al país, en el que está presente desde 1993.
El Ejecutivo español ha constatado también en los últimos meses que la Administración Trump no ha aflojado la presión para evitar que la petrolera española sucumba a la última oferta del chavismo. Además, la perspectiva de que Joe Biden venza en noviembre tampoco es halagüeña pues los demócratas no planean cambios significativos en la política norteamericana hacia Venezuela.
La agencia Bloomberg publicó en enero que, ante el colapso económico y las rígidas sanciones, el Gobierno de Maduro analizaba la privatización de la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PVDSA). Y que representantes gubernamentales habían mantenido ya conversaciones con la rusa Rosneft, la española Repsol y la italiana Eni.
Por Antonio Rodríguez / vozpopuli.com
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